[…] Este tiempo de pandemia nos está enseñando a tener una mirada sobre la
enfermedad como fenómeno global y no solo individual, y nos invita a reflexionar
sobre otros tipos de “patologías” que amenazan a la humanidad y al mundo.
Individualismo e indiferencia ante el otro son formas de egoísmo que resultan
lamentablemente amplificadas en la sociedad del bienestar consumista y del
liberalismo económico; y las consecuentes desigualdades se encuentran también en
el campo sanitario, donde algunos gozan de las llamadas “excelencias” y a muchos
otros les resulta difícil acceder a los cuidados básicos. Para sanar este virus social,
el antídoto es la cultura de la fraternidad, fundada sobre la conciencia de que somos
todos iguales como personas humanas, todos iguales, hijos de un único Padre (cfr.
Fratelli tutti, 272). Sobre esta base se podrán tener cuidados eficaces y para todos.
Pero si no estamos convencidos de que somos todos iguales, no irá bien. […]