Lima, 25 de septiembre de 2022 – «Habíamos preparado 66 loncheras y las hemos repartido todas. Desde la víspera (y parte de la noche), al menos dos personas venezolanas han estado trabajando duro en ello; otro preparó una torta en casa; otros organizaban el auditorio-comedor. A estas alturas somos un buen equipo de unas diez personas.
Todo debía estar listo para la mañana del domingo 25 de septiembre. ¿Por qué? Hemos querido celebrar el 108º Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (JMMR) en el Centro Juan Carlos Duque (de los Focolares), junto a un pequeño grupo de venezolanos que estamos acompañando.

Nuestra JMMR comenzó el día anterior: participamos y contribuimos con el testimonio de Ofelia y Armando en un evento organizado por el Movimiento de los Focolares en Brasil como parte del proyecto «Juntos por la Humanidad». La intención era presentar la realidad migratoria en Brasil y América Latina. Hubo muchos testimonios de Venezuela, Colombia y Perú, así como algunas experiencias locales. Este encuentro es un paso más en el trabajo que estamos realizando para crear una red en el continente entre los miembros de los Focolares que de alguna manera nos ocupamos de la realidad de la migración.

Al día siguiente, 25 de septiembre, Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, las primeras familias llegaron al Centro Juan Carlos sobre las 9 de la mañana. Pensamos en llamar especialmente a aquellos que habíamos conocido en los últimos meses y que aún no habían participado en momentos de convivencia fraterna organizados por nosotros. Cuando llegaron, encontraron sándwiches rellenos, té y café calientes: ¡varios de ellos no habían desayunado!

Durante la preparación de la JMMR, una de nuestras colaboradoras, la psicóloga Irene, propuso involucrar a nuestros invitados en un momento de intercambio sobre «La gestión emocional en la migración forzosa que experimentamos«, con el fin de ofrecerles herramientas útiles para hacer frente a la ansiedad y la depresión que a menudo suelen afectar a quienes se ven obligados a abandonar sus hogares para integrarse en una nueva comunidad. Nos pareció una idea excelente y necesaria y la incluimos en el programa de la Jornada.

…de fondo la típica música llanera venezolana que salía del Auditorio y la también típica voz de Pedro, «el Hijo del Caserío», nos llamaba a la reunión… ¡la fiesta comenzó! Comenzamos contando a los presentes la realidad de la casa que nos acogía, algunas informaciones sobre el Movimiento de los Focolares y el testimonio de Fabián que, junto con Rosarito, actualmente está a cargo del Movimiento en el territorio. A continuación, Irene nos acompañó en un «viaje» de 40 minutos al mundo de los migrantes para ayudarnos a entender qué es la migración, qué implica y cómo podemos gestionar las emociones que se derivan de ella.

Afuera, adolescentes y niños jugaban y se conocían, sin que faltaran los gritos que enseguida creaban un agradable ambiente familiar.
Del «viaje por la migración» surgieron preguntas, impresiones, testimonios. Han sucedido muchas cosas pequeñas y grandes e incluso algunos pequeños milagros.

Ha habido lágrimas de gratitud, se han encontrado respuestas a preguntas concretas, se ha creado una red que ya ha vencido gran parte de la soledad. Ahora muchos de ellos saben que pueden contar con una familia más grande que los acoge y los quiere.
Fue lindo ver reunidas a personas de todas las edades y profesiones, una pequeña muestra de una variada sociedad que ya ha comenzado a ser renovada por el amor».

Silvano e Ofelia