1 diciembre 2017 | Visita apostólica

VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD FRANCISCO A MYANMAR Y BANGLADÉS (26 DE NOVIEMBRE – 2 DE DICIEMBRE DE 2017) ENCUENTRO INTERRELIGIOSO Y ECUMÉNICO POR LA PAZ

Jardín del Arzobispado (Daca)

DISCURSO DEL SANTO PADRE

Distinguidos invitados,
queridos amigos:

[…] Un espíritu de apertura, aceptación y cooperación entre los creyentes no contribuye simplemente a una cultura de armonía y paz, sino que es su corazón palpitante. ¡Cuánto necesita el mundo de este corazón que late con fuerza, para combatir el virus de la corrupción política, las ideologías religiosas destructivas, la tentación de cerrar los ojos a las necesidades de los pobres, de los refugiados, de las minorías perseguidas y de los más vulnerables! ¡Cuánta capacidad de apertura se necesita para acoger a las personas de nuestro mundo, especialmente a los jóvenes, que a veces se sienten solos y desconcertados en la búsqueda del sentido de la vida!
Queridos amigos, os agradezco los esfuerzos que realizáis para promover la cultura del encuentro, y os ruego que, demostrando el compromiso común de los seguidores de las religiones por discernir el bien y ponerlo en práctica, ayudemos a todos los creyentes a crecer en la sabiduría y en la santidad, y a cooperar para construir un mundo cada vez más humano, unido y pacífico.
[…]

Palabras del Santo Padre Francisco a un grupo de refugiados rohinyás

Queridos hermanos y hermanas, todos estamos cerca de vosotros. Es poco lo que podemos hacer porque vuestra tragedia es muy grande. Pero hay espacio en nuestro corazón para vosotros. En el nombre de todos, de aquellos que os persiguen, aquellos que han hecho el mal, especialmente por la indiferencia del mundo, os pido perdón. Perdón. Muchos de vosotros me habéis hablado del gran corazón de Bangladesh que os ha acogido. Ahora hago un apelo a vuestro gran corazón para que podáis darnos el perdón que pedimos.
Queridos hermanos y hermanas, el relato judeocristiano de la creación dice que el Señor, que es Dios, creó al hombre a su imagen y semejanza. Todos nosotros somos esta imagen. También estos hermanos y hermanas. Ellos también son una imagen del Dios viviente. Una tradición de vuestras religiones dice que Dios, al principio, tomó un poco de sal y la arrojó al agua, que era el alma de todos los hombres; y cada uno de nosotros trae algo de la sal divina. Estos hermanos y hermanas llevan dentro la sal de Dios.
Queridos hermanos y hermanas, mostremos a todos lo que el egoísmo del mundo hace con la imagen de Dios. Continuemos haciéndoles el bien, para ayudarlos; sigamos avanzando para que sus derechos sean reconocidos. No cerremos los corazones, no miremos para otro lado. La presencia de Dios, hoy, también se llama «rohinyá». Que cada uno dé su propia respuesta.