Después del Regina Caeli:
¡Queridos hermanos y hermanas!
Encomiendo a la oración de todos vosotros la situación de Colombia, que sigue
siendo preocupante. En esta solemnidad de Pentecostés rezo para que el amado
pueblo colombiano sepa acoger los dones del Espíritu Santo para que, a través
de un diálogo serio, se encuentren soluciones justas a los muchos problemas
que sufren especialmente los más pobres, debido a la pandemia. Exhorto a
todas las personas a evitar, por razones humanitarias, conductas perjudiciales
para la población en el ejercicio del derecho a la protesta pacífica.
Recemos también por la población de la ciudad de Goma, en la República
Democrática del Congo, que se vio obligada a huir debido a la erupción del gran
volcán Nyiragongo.
Los fieles católicos en China celebrarán mañana la fiesta de la Santísima Virgen
María, Auxilio de los cristianos y Patrona celestial de su gran país. La Madre del
Señor y de la Iglesia es venerada con particular devoción en el Santuario de
Sheshan, en Shanghái, y es invocada asiduamente por las familias cristianas, en
las pruebas y en las esperanzas de la vida diaria. ¡Qué bueno y qué necesario es
que los miembros de una familia y de una comunidad cristiana estén cada vez
más unidos en el amor y en la fe! De esta manera padres e hijos, abuelos y
niños, pastores y fieles pueden seguir el ejemplo de los primeros discípulos que,
en la solemnidad de Pentecostés, eran unánimes en oración con María en espera
del Espíritu Santo. Por eso, os invito a acompañar con ferviente oración a los
fieles cristianos en China, nuestros queridos hermanos y hermanas, a quienes
llevo en lo más profundo de mi corazón. Que el Espíritu Santo, protagonista de
la misión de la Iglesia en el mundo, los guíe y ayude a ser portadores de la
buena nueva, testigos de bondad y caridad, constructores de justicia y paz en su
patria.
Y hablando de la festividad de mañana, María Auxilio de los cristianos, un
pensamiento para los salesianos y las salesianas, que trabajan tanto, tanto, en
la Iglesia por los más lejanos, por los más marginados, por la juventud. ¡Que el
Señor los bendiga y los lleve adelante con tantas santas vocaciones!