Después del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas:
Expreso mi cercanía a los miles de migrantes, refugiados y demás necesitados
de protección en Libia: jamás los olvido; siento sus gritos y rezo por ustedes.
Muchos de estos hombres, mujeres y niños son sometidos a una violencia
inhumana. Nuevamente pido a la comunidad internacional que mantenga las
promesas de buscar soluciones comunes, concretas y duraderas para la gestión
de los flujos migratorios en Libia y en todo el Mediterráneo. ¡Cómo sufren
aquellos que son rechazados! Allí hay verdaderos campos de concentración. Es
necesario terminar con el hacer regresar de los migrantes a países inseguros y
dar prioridad al socorro de vidas humanas en altamar con dispositivos de
salvamento y de desembarco previsible, garantizarles condiciones de vida
dignas, alternativas a la detención, vías regulares de migración y acceso a los
procedimientos de asilo. Sintámonos todos responsables de estos hermanos y
hermanas nuestros, que desde hace demasiados años son víctimas de esta
situación gravísima. Recemos juntos en silencio por ellos. […]