28 noviembre 2021 | Angelus

PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

Después del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas:
Ayer me reuní con miembros de asociaciones y grupos de migrantes y de
personas que, con espíritu de fraternidad, comparten su camino. ¡Están aquí en
la plaza, con esa gran bandera! Bienvenidos. Pero cuántos migrantes
—pensemos en esto—, cuántos migrantes están expuestos, incluso en estos
días, a peligros muy graves, y cuántos pierden la vida en nuestras fronteras. Me
duelen las noticias de la situación en la que se encuentran tantos de ellos: de los
que murieron en el Canal de la Mancha; de los que están en las fronteras de
Bielorrusia, muchos de los cuales son niños; de los que se ahogan en el
Mediterráneo. Mucho dolor al pensar en ellos. De los que son repatriados al
norte de África, capturados por los traficantes, que los convierten en esclavos:
venden a las mujeres, torturan a los hombres… De los que, también esta
semana, han intentado cruzar el Mediterráneo buscando una tierra de bienestar
y encontraron allí, en cambio, una tumba; y de tantos otros. A los migrantes que
se encuentran en estas situaciones de crisis les aseguro mi oración, y también
mi corazón: sepan que estoy cerca de ustedes. Rezar y obrar. Doy las gracias a
todas las instituciones, tanto de la Iglesia Católica como de otros lugares,
especialmente a las agencias nacionales de Cáritas y a todos los que se
comprometen a aliviar su sufrimiento. Renuevo mi más sincero llamamiento a
quienes pueden contribuir a resolver estos problemas, especialmente a las
autoridades civiles y militares, para que el entendimiento y el diálogo se
impongan finalmente a cualquier tipo de instrumentalización y orienten sus
voluntades y esfuerzos hacia soluciones que respeten la humanidad de estas
personas. Pensemos en los migrantes, en su sufrimiento, y recemos en
silencio… [momento de silencio].