[…] Ustedes, como miembros de una Orden redentora, deben experimentar primero en sí mismos la redención de Cristo para ayudar a sus hermanos a descubrir al Dios que salva. “Redimidos para redimir”, buena definición de su vida y vocación. Los invito a seguir siendo portadores de la redención del Señor a los presos, a los refugiados y los migrantes, a los que caen en las redes de la trata de personas, a los adultos vulnerables, a los niños huérfanos y explotados… Lleven a todos los que son descartados por la sociedad la ternura y la misericordia de Dios. […]