23 junio 2022 | Discurso del Santo Padre, Discursos

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN LA ASAMBLEA PLENARIA DE LA REUNIÓN DE LAS OBRAS PARA LA AYUDA A LAS IGLESIAS ORIENTALES (ROACO)

Sala del Consistorio

[…] Por favor, seguid manteniendo el icono del buen samaritano delante de
vuestros ojos: lo habéis hecho y sé que lo seguiréis haciendo también por el drama
provocado por el conflicto que desde Tigray ha vuelto a herir a Etiopía y en parte a
la vecina Eritrea, y especialmente por la amada y martirizada Ucrania. Allí se ha
vuelto al drama de Caín y Abel; se ha desencadenado una violencia que destruye la
vida, una violencia luciferina, diabólica, ante la cual nosotros creyentes estamos
llamados a reaccionar con la fuerza de la oración, con la ayuda concreta de la
caridad, con cada medio cristiano para que las armas dejen lugar a las
negociaciones. Quiero daros las gracias por contribuir a llevar la caricia de la Iglesia
y del Papa a Ucrania y a los países donde han sido acogidos los refugiados.
En la fe sabemos que las alturas de la soberbia y la idolatría humana serán
disminuidas, y los valles de desolación y de lágrimas colmados, pero también
quisiéramos que se cumpla pronto la profecía de paz de Isaías: que un pueblo no
alce más la mano contra otro pueblo, que las espadas se conviertan en arados y las
lanzas en hoces (cf. Is 2,4). En cambio, todo parece ir en la dirección opuesta: la
comida disminuye y el fragor de las armas aumenta. Es el esquema cainita que
sostiene hoy la historia. Por eso no dejemos de orar, de ayunar, de ayudar, de
trabajar para que los caminos de la paz encuentren espacio en la jungla de los
conflictos. […]