[…] Entre los problemas humanitarios más apremiantes que enfrenta la comunidad internacional está la necesidad de acoger, proteger, promover e integrar a quienes huyen de la guerra y el hambre o se ven obligados a enfrentar la discriminación, la persecución, la pobreza y la degradación ambiental. Como tuve la oportunidad de reiterar en mi mensaje para el Día de la Paz Mundial de este año, este problema tiene una dimensión inherentemente ética que trasciende las fronteras nacionales y las concepciones limitadas sobre la seguridad y el interés personal. A pesar de la complejidad y la sensibilidad de los problemas políticos y sociales involucrados, las naciones individuales y la comunidad internacional están llamadas a contribuir con lo mejor de sus posibilidades al trabajo de paz y reconciliación, a través de decisiones y políticas caracterizadas sobre todo por la compasión, la previsión y el valor. […]