Boletín post-COVID: Migración y una economía inclusiva

Boletín post-COVID: Migración y una economía inclusiva


“Trabajemos todos juntos para avanzar hacia un nuevo horizonte de amor y paz, de fraternidad y solidaridad, de apoyo mutuo y acogida”. Papa Francisco


BOLETÍN M&R #4 | Mayo de 2021 

Migración y una economía inclusiva

 

En la última década, hemos sido testigos de actitudes nacionalistas y nativistas; éstas se han traducido en una aceptación limitada de los migrantes por parte de las comunidades de acogida y en un acceso limitado de los migrantes a la asistencia social. Este rechazo y respuesta negativa hacia el Otro, el extranjero, se ha agudizado aún más con la pandemia, convirtiendo así a los migrantes, trabajadores y potenciales trabajadores, en algunas de las principales víctimas de la crisis económica. Además, puesto que la actual economía de mercado antepone los beneficios a las personas, las consecuencias que de ello se derivan son grandes desigualdades y un número creciente de personas que viven en la pobreza, una situación que resulta ser insostenible a largo plazo. 

Tales enfoques, con poca visión de futuro, dejan un margen muy reducido para la implementación de políticas eficaces que beneficien, no sólo a las comunidades de acogida sino también a los migrantes. Por esta razón, el Papa Francisco ha hecho un llamamiento en favor de una economía inclusiva, capaz de generar sociedades más sostenibles e inclusivas y que tengan como objetivo incluir a todos sus miembros en el crecimiento, empezando por los excluidos y los más vulnerables. 

La Sección Migrantes y Refugiados espera y desea un enfoque más altruista y centrado en la persona, tanto en las economías nacionales como en el sistema global. La cultura del encuentro, que promueve la protección, el empoderamiento y la integración de las personas desplazadas en movimiento, es el tema de este boletín, “Migración y una economía inclusiva”. 


Hacia una economía al servicio de la persona humana


Desde el comienzo de su pontificado, la enseñanza del Papa Francisco se ha caracterizado por las repetidas declaraciones pronunciadas sobre la economía. En su primera Exhortación Apostólica
Evangelii Gaudium (2013), el Santo Padre condenó firmemente las economías de exclusión y desigualdad y nos exhortó a “construir otras formas de entender la economía y el progreso” para desarrollar un sistema financiero y económico mejor para el siglo XXI. Más tarde, en la Encíclica Laudato si’ (2015), el Papa Francisco escribió sobre un desarrollo tecnológico y económico que llevara a un mundo mejor y a una mejor calidad de vida en todos los sentidos. Además, la solución a la crisis ecológica reside en frenar el crecimiento económico en algunos países para que pueda aumentar en otros. Su última Encíclica, Fratelli tutti (2020), también presenta enseñanzas sociales y económicas. De hecho, en ella se habla de los valores fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia, como el destino universal de los bienes y la función social de la propiedad privada. El Papa Francisco también volvió a abordar el tema de la iniciativa empresarial como una noble vocación para la producción y distribución de la riqueza, así como para la construcción del bien común. Más recientemente, se refirió a la cuestión de la deuda externa de los países pobres, cuyo reembolso no debe poner en peligro la supervivencia y el crecimiento de las poblaciones más pobres. Por último, La Economía de Francisco (EN), un congreso sobre la sostenibilidad que se celebró virtualmente en Asís (Italia), del 19 al 21 de noviembre de 2020, tuvo como objetivo reunir a jóvenes que, en su investigación y práctica, buscan enfoques económicos alternativos y una economía “que hace vivir y no mata, que incluye y no excluye”. Pero no se trató únicamente de un evento aislado. De hecho, ha dado luz a una comunidad vital, con centros presentes por todo el mundo.

La Comisión vaticana COVID-19 (VCC-19) puso en marcha un “Grupo de Trabajo sobre Asuntos Económicos” para analizar el impacto del coronavirus en el marco económico mundial, con especial atención a los países en vías de desarrollo y a las categorías de personas más vulnerables, y ofrecer soluciones viables para un sistema económico más equitativo en el futuro. Por ejemplo, el Grupo de Trabajo destacó los esfuerzos llevados a cabo para construir una nueva economía para el futuro (EN), que sea sostenible, inclusiva y dirigida por un crecimiento guiado por la innovación. Las reflexiones sobre la “reestructuración del futuro” se basan en el plan para un Pacto Verde Europeo, cuya finalidad es que dejen de producirse emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050, e identifican cinco puntos de acción para garantizar una recuperación sostenible e inclusiva. 

En el Libro Blanco titulado “Relief Policies for Over-Indebted Households and Small Businesses“ (EN), el Grupo de Trabajo VCC-19 examina las repercusiones sociales y económicas de la pandemia en aquellos sectores y familias que ya eran vulnerables. Hay que buscar las causas fundamentales en un sistema global en el que unas pocas regulaciones financieras gobiernan sobre economías reales y personas reales, en lugar de estar a su servicio. Según su análisis, “cambiar este paradigma exigirá el desarrollo de políticas públicas y reformas apropiadas al fin de garantizar el funcionamiento del sistema actual para todos”.

El 28 de mayo de 2020, el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, participó en el “Evento de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Financiamiento para el Desarrollo en la Era de la COVID-19 y Más Allá“ (EN). “La política debe estar al servicio de la persona humana y no explotar a la persona humana por intereses egoístas”. En tal perspectiva, la pandemia, “representa una oportunidad real para buscar el bien común y el desarrollo humano integral de todos”. No obstante, la pandemia también ha perjudicado a la humanidad, pues ha afectado especialmente a las personas que pertenecen a las categorías más vulnerables. El cardenal Parolin invitó a los participantes en el panel a garantizar el acceso a la asistencia humanitaria y sanitaria a los más necesitados, en particular, a los migrantes y a los desplazados internos. Invitó también al sector privado y a todas las partes interesadas a “situar a la persona humana en el centro de todas las deliberaciones y posibles soluciones”.

Durante su participación en el Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible de 2020 (EN), el arzobispo Gabriele Caccia, Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, hizo hincapié en las realidades que la COVID-19 ha puesto de manifiesto, por ejemplo, que “la pobreza no se trata simplemente de la falta de dinero para sobrevivir cada día, sino de la ausencia de justicia económica y social, de paz, de respeto por la dignidad humana”. Es necesario un nuevo compromiso con la cooperación internacional y el multilateralismo, si no queremos dejar de cumplir nuestros objetivos de la agenda 2030. A tal efecto, la comunidad internacional debe unirse para “buscar el bien común y el desarrollo humano integral de todos”. Mons. Caccia nos recuerda que también nosotros debemos cambiar nuestras vidas y avanzar hacia una solidaridad fraterna, que vaya más allá del egocentrismo, el individualismo, el egoísmo y la miopía. 


Iniciativas de los agentes católicos: el cambio tiene que venir desde abajo


La inclusión de los migrantes en los marcos sociales y económicos es la clave para el éxito en la promoción de la cohesión social y su integración en la comunidad de acogida. A continuación, se presentan algunos ejemplos de cómo la Iglesia católica promueve empleos de calidad, proporciona formación y ayuda a las personas a acceder al mercado laboral, ayudando así a los migrantes y a las personas locales en riesgo de exclusión.

Prolibertas, un proyecto social de la Orden Trinitaria para “luchar contra la exclusión social”, dirige una escuela de formación en Madrid en alojamientos turísticos y restauración. Casi todas las participantes han estado en la cárcel y la inmensa mayoría son inmigrantes, a menudo solas con niños que criar y sin una previa experiencia laboral. El objetivo del proyecto es el de ayudar a las mujeres en situación de exclusión, a encontrar su camino hacia el empleo y la integración. El proyecto se llevó a cabo gracias al apoyo del Fondo Social Europeo y de la Fundación Educativa Santísima Trinidad y de toda la red de la familia trinitaria.

Del mismo modo, en Siracusa, Italia, las Hermanas Misioneras de Scalabrini ofrecen un curso para formar a jóvenes migrantes para trabajar en el sector de la hostelería. El programa se divide en dos fases: una teórica y otra práctica. La parte teórica incluye clases de italiano con terminología especializada en el campo de la hostelería, clases de educación cívica y nociones básicas de derecho laboral, clases sobre normativa sanitaria e higiene, o el uso elemental de las tecnologías de la información. La parte práctica incluye prácticas de formación en restaurantes o en bares de la zona de Siracusa. Un total de 26 jóvenes, procedentes de Nigeria, Somalia, Ghana, Bangladesh y Gambia, están recibiendo formación.

El Centro Jesuita Urumuri (JUC) ha iniciado la primera fase de su programa de empoderamiento juvenil (EN), cuyo objetivo es el de combatir los elevados índices de desempleo entre los graduados de escuelas secundarias y universidades en Ruanda. El JUC selecciona a los jóvenes ruandeses y jóvenes refugiados de Burundi y les acompaña a través de cinco módulos: autodescubrimiento y autorrealización, desarrollo de innovaciones y creación de prototipos, operaciones de marketing y promoción, financiación y gestión financiera y planificación estratégica y sostenibilidad. Una vez finalizado el programa, se espera que los beneficiarios posean las habilidades necesarias para ser innovadores en la creación y gestión de empresas y para poder contribuir a mejorar sus comunidades mediante la creación de puestos de trabajo para sus compañeros.

El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) está particularmente comprometido con la promoción de la integración de los refugiados a través de programas de acceso a medios de vida que apoyan su autosuficiencia. Uno de ellos es una tienda en línea llamada “Refutera“, una combinación de las palabras “refugiado” y “sejahtera”, que en indonesio significa rico. Los productos que se ofrecen en Refutera son elaborados por mujeres refugiadas en Bogor y Yakarta, que realizan espléndidos y llamativos productos artesanales. En la India, a través de una nueva iniciativa llamada Skilling Circles, el JRS está creando nuevas oportunidades de trabajo para las mujeres refugiadas afganas y chin (minoría étnica de Myanmar) que residen en Delhi, para responder mejor a las necesidades del mercado laboral. Las mujeres pueden aprender nuevas habilidades (como la costura y las artes y oficios), que a su vez enseñan a otras mujeres refugiadas que residen en diversas comunidades. Por último, el centro de formación del JRS (EN) en Arcadia, Sudáfrica, ofrece cursos de formación a unas 200 mujeres cada año. Entre estos cabe destacar los cursos de peluquería y estética, así como las clases de inglés e informática. Además de los espacios destinados a los refugiados, el programa también admite migrantes y un pequeño número de mujeres sudafricanas.


Voces de la Iglesia: es posible una economía más equitativa


El Papa Francisco afirma que la economía está enferma debido a un crecimiento económico y una distribución desiguales. En el mundo de hoy, unos muy pocos ricos poseen más que todo el resto de la humanidad. Esto constituye una burla de los valores humanos esenciales. Hoy en día,
el homo sapiens parece haber sucumbido al homo œconomicus, una criatura individualista interesada únicamente en los beneficios. “Nos olvidamos a menudo de esto. De hecho, somos los seres más cooperativos […] y florecemos en comunidad”, explica el Santo Padre. “Cuando la obsesión por poseer y dominar excluye a millones de personas de los bienes primarios; cuando la desigualdad económica y tecnológica es tal que lacera el tejido social; y cuando la dependencia de un progreso material ilimitado amenaza la casa común, entonces no podemos quedarnos mirando. No, esto es desolador. ¡No podemos quedarnos mirando! […] Debemos actuar todos juntos, en la esperanza de generar algo diferente y mejor”.

 La publicación “COMMON HOME, Migration and Development in Europe and Beyond“ (EN) de Cáritas Europa forma parte de MIND (Migration, Interconnectedness, Development), un proyecto trienal financiado por la Comisión Europea. El objetivo es concienciar a la opinión pública sobre la relación entre el desarrollo sostenible y la migración, a través de la mirada de un marco ético basado en la fe, respetuoso de los derechos humanos y de la dignidad. Según Cáritas, si se dan las condiciones adecuadas, la migración puede contribuir al desarrollo humano integral de los migrantes y de los miembros, tanto de los países de destino como de los países de origen. Dicha visión implica reconocer que la migración, independientemente de sus factores impulsores, representa una oportunidad para que nuestras sociedades puedan construir una Casa Común, más próspera y global, en la que todos puedan contribuir de manera significativa y vivir con dignidad.

“Las consecuencias de la pandemia se siguen sintiendo y se intensificarán en el transcurso de este año. Veremos más desempleo, más desigualdad y más pobreza”, dijo Rita Sacramento Monteiro, coordinadora del equipo Economía de Francisco Portugal (PT). Recordó también los desafíos identificados por el Papa Francisco: la necesidad de “iniciar procesos”, “abrir caminos, sin atajos, y continuar con esperanza”. En consonancia con esos desafíos, “el tiempo que estamos viviendo es una oportunidad para arriesgar una nueva visión, para analizar las decisiones difíciles que todos tendrán que tomar en las familias, en las organizaciones, para tratar de plantear preguntas con los valores de la fraternidad, la inclusión, el bien común”, añadió Monteiro. La coordinadora de la red Economía de Francisco también describió la publicación de una “encíclica juvenil” titulada “A Graça de Trabalhar” (La gracia de trabajar), como resultado del diálogo entre los participantes en el proyecto. Además, la red pondrá en marcha un curso sobre la “Economía de Francisco” para ayudar a las personas a profundizar en los valores de esta economía.

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