El jesuita Michael Czerny, subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, apartado que el Papa Francisco, de manera extraordinaria tiene bajo su supervisión, participó en la CV Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) con la finalidad de concienciar sobre la labor de la Iglesia en favor de nuestros hermanos que han decidido o se han visto obligados a abandonar sus lugares de origen en busca de una mejor vida para ellos y sus familias.
El padre Czerny hizo un llamado a los obispos mexicanos para que mediante el diálogo transfronterizo con sus homólogos eclesiales y con autoridades gubernamentales en Estados Unidos, Canadá y Centroamérica, se resistan de manera activa a la militarización y fortificación de las fronteras, situación que puede acarrear graves abusos a los derechos humanos de nuestras hermanas y hermanos migrantes y refugiados.
“Estos diálogos, de suma importancia, representan una forma activa y creativa de resistencia a la locura de la militarización y la fortificación de las fronteras, en nombre de una supuesta seguridad nacional, buscando remedios al terrible trato que se infringe a los derechos humanos de los pobres que están intentando pasar. Estos diálogos y cooperación transfronteriza están dando sus frutos, y como Sección pensamos apoyarlos aquí y promoverlos en otras partes del mundo”.
El encargado sobre el tema de migrantes y refugiados explicó cómo el Papa Francisco ofreció un cuadro fundamental en el trabajo desde la Iglesia Católica para con nuestros hermanos que están viviendo esa situación de movilidad humana tan difícil:
“Nuestra respuesta común se podría articular en torno a cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar. En el presente contexto de planificación pastoral de la CEM, los cuatro verbos resultan muy oportunos. (…) La Sección de Migrantes y Refugiados ha laborado
20 puntos de acción pastoral. Forman un sencillo, pero a la vez completo, sistema o marco en el que poder llevar a cabo un trabajo de evaluación y de planificación de la respuesta pastoral elaborada por una Iglesia local, una Conferencia Episcopal, una diócesis o una parroquia. Se puede utilizar también en otros contextos, por organizaciones católicas y otras, que desean trabajar en este sector”, concluyó el padre.