4 diciembre 2021 | Visita apostólica

VIAJE APOSTÓLICO DE SU SANTIDAD EL PAPA FRANCISCO A CHIPRE Y GRECIA (2-6 DE DICIEMBRE DE 2021) ENCUENTRO DE SU BEATITUD JERÓNIMO II Y SU SANTIDAD FRANCISCO DISCURSO DEL SANTO PADRE

“Sala del Trono” del Arzobispado ortodoxo de Grecia, Atenas

Beatitud:
«Gracia y paz de parte de Dios» (Rm 1,7). Lo saludo con estas palabras del gran
apóstol Pablo, las mismas con las que, mientras se encontraba en tierra griega,
se dirigió a los fieles de Roma. Hoy nuestro encuentro renueva esa gracia y esa
paz. Rezando ante los trofeos de la Iglesia de Roma, que son las tumbas de los
apóstoles y de los mártires, me he sentido impulsado a venir aquí como
peregrino, con gran respeto y humildad, para renovar esa comunión apostólica y
alimentar la caridad fraterna. En este sentido deseo agradecerle, Beatitud, por
las palabras que me ha dirigido y que correspondo con afecto, saludando, por
medio suyo, al clero, a las comunidades monásticas y a todos los fieles
ortodoxos de Grecia.
Hace cinco años nos encontramos en Lesbos, en la emergencia de uno de los
dramas más grandes de nuestro tiempo, el de tantos hermanos y hermanas
migrantes que no pueden ser dejados en la indiferencia y vistos sólo como una
carga que hay que gestionar o, todavía peor, que hay que delegar a otro. Ahora
volvemos a encontrarnos para compartir la alegría de la fraternidad y mirar al
Mediterráneo que nos rodea no sólo como un lugar que preocupa y divide, sino
también como un mar que nos une. Hace un momento recordé los olivos
centenarios que aúnan estas tierras. Volviendo a evocar estos árboles que nos
vinculan, pienso en las raíces que compartimos: son subterráneas, están
escondidas, a menudo descuidadas, pero existen y lo sostienen todo. ¿Cuáles
son nuestras raíces comunes que han atravesado los siglos? Son las raíces
apostólicas. San Pablo las ponía de manifiesto recordando la importancia de
estar «edificados sobre el cimiento de los apóstoles» (Ef 2,20). Estas raíces, que
han crecido de la semilla del Evangelio, comenzaron a dar grandes frutos
precisamente en la cultura helénica, pienso en tantos Padres y en los primeros
grandes Concilios ecuménicos. […]