26 abril 2017 | Audiencia General

PAPA FRANCISCO AUDIENCIA GENERAL

[…] Nuestra existencia es una peregrinación, un camino. También los que están movidos por una esperanza especialmente humana, perciben la seducción del horizonte, que les empuja a explorar mundos que aún no conocen. Nuestra alma es un alma migrante. La Biblia está llena de historias de peregrinos y viajeros. La vocación de Abraham comienza con este mandamiento: «Vete de tu tierra» (Génesis 12, 1). Y el patriarca deja ese pedazo de mundo que conocía bien y que era una de las cunas de la civilización de su tiempo. Todo conspiraba contra la sensatez de ese viaje. Y aún así Abraham sale. No se convierte en hombres y mujeres maduros si no se percibe la atracción del horizonte: ese límite entre el cielo y la tierra que pide ser alcanzado por un pueblo de caminantes. […]