27 febrero 2022 | Angelus

PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Plaza de San Pedro

Después del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas:
En estos días hemos sido turbados por algo trágico: la guerra. Numerosas veces
hemos rezado para que no se emprendiera este camino. No dejemos de orar, es
más, supliquemos a Dios con mayor intensidad. Por eso renuevo a todos la
invitación a vivir el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, un día de oración y ayuno por
la paz en Ucrania; una jornada para estar cerca de los sufrimientos del pueblo
ucraniano, para sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el final de la guerra.
Quien hace la guerra olvida a la humanidad. No parte de la gente, no mira la vida
concreta de las personas, sino que antepone a todo los intereses de parte y de
poder. Confía en la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada
de la voluntad de Dios. Y se distancia de la gente común, que desea la paz, y que
en todo conflicto es la verdadera víctima que paga sobre su propia piel las locuras
de la guerra. Pienso en los ancianos, en cuantos buscan refugio en estas horas, en
las mamás que huyen con sus niños… Son hermanos y hermanas para los que es
urgente abrir corredores humanitarios y que deben ser acogidos.
Con el corazón desgarrado por todo lo que sucede en Ucrania —y no olvidemos la
guerra en otros lugares del mundo, como Yemen, Siria, Etiopía…—, repito: ¡que
callen las armas! Dios está con los operadores de paz, no con quien emplea la
violencia. Porque quien ama la paz, como dice la Constitución Italiana, «repudia la
guerra como instrumento de ofensa a la libertad de los demás pueblos y como
medio de resolución de las controversias internacionales». […]