Queridos hermanos y hermanas:
Hoy se celebra la Jornada mundial del emigrante y el refugiado, con el tema «Emigrantes y refugiados: hacia un mundo mejor», que desarrollé en el Mensaje publicado hace ya un tiempo. Dirijo un saludo especial a las representaciones de diversas comunidades étnicas aquí reunidas, en especial a las comunidades católicas de Roma. Queridos amigos, vosotros estáis cerca del corazón de la Iglesia, porque la Iglesia es un pueblo en camino hacia el Reino de Dios, que Jesucristo trajo en medio de nosotros. No perdáis la esperanza de un mundo mejor. Deseo que viváis en paz en los países que os acogen, custodiando los valores de vuestras culturas de origen. Quisiera agradecer a quienes trabajan con los inmigrantes para acogerles y acompañarles en sus momentos difíciles, para defenderles de aquello que el beato Scalabrini definía como «los mercaderes de carne humana», que quieren esclavizar a los inmigrantes. De modo particular, quiero dar las gracias a la congregación de los Misioneros de San Carlos, los padres y las hermanas scalabrinianos que tanto bien hacen a la Iglesia, y se hacen inmigrantes con los inmigrantes.
En este momento pensamos en los numerosos inmigrantes y refugiados, en sus sufrimientos, en su vida, muchas veces sin trabajo, sin documentos, en mucho dolor; y podemos todos dirigir una oración por los inmigrantes y los refugiados que viven situaciones más graves y más difíciles: Ave María.[…]