Archive

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN LA ASAMBLEA DE LA REUNIÓN DE LAS OBRAS PARA LA AYUDA A LAS IGLESIAS ORIENTALES (ROACO)

Queridos amigos:

[…] En especial a los hermanos y hermanas de Siria e Irak, a sus obispos y sacerdotes, expreso junto con vosotros la cercanía de la Iglesia católica. Y la extiendo a Tierra Santa y Oriente Próximo, pero también a la amada Ucrania, en la hora tan grave que está viviendo, y a Rumanía, a la que os habéis interesado en vuestros trabajos. Os exhorto a continuar el compromiso profuso en su favor. Vuestra ayuda en las naciones más golpeadas puede responder a las necesidades primarias, especialmente de los más pequeños y débiles, como de los jóvenes tentados a abandonar la patria de origen. Y puesto que las comunidades orientales están presentes en todo el mundo, buscad llevar alivio y sostén por doquier a los numerosos desplazados y refugiados, restituyendo dignidad y seguridad, con el debido respeto por su identidad y libertad religiosa. […]

Archive

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCESCO AL ARZOBISPO DE AGRIGENTO CON OCASIÓN DEL PRIMER ANIVERSARIO DE LA VISITA A LAMPEDUSA

Al venerado hermano
monseñor Francesco Montenegro
arzobispo de Agrigento
El aniversario de mi visita a la isla de Lampedusa evoca en mi alma sentimientos de agradecimiento al Señor por haberme dado la posibilidad de ir a esa porción de tierra siciliana a rezar por las numerosas víctimas de los naufragios; a realizar un gesto de cercanía con los inmigrantes en busca de una vida mejor y despertar la atención con respecto a sus dramas; a expresar gratitud a los habitantes de Lampedusa y de Linosa comprometidos en un encomiable trabajo de solidaridad, sostenidos por asociaciones, voluntarios y fuerzas de seguridad. En ese encuentro tan lleno de significado, junto con la Iglesia que está en Agrigento, se percibió la presencia espiritual y afectiva de todas las comunidades católicas italianas, que en diversos niveles y de múltiples formas son parte activa de la acción de acogida a los inmigrantes.
A distancia de un año el problema de la inmigración se está agravando y otras tragedias lamentablemente se han sucedido a un ritmo apremiante. A nuestro corazón le cuesta aceptar la muerte de estos hermanos y hermanas nuestros, que afrontan viajes extenuantes para huir de dramas, pobrezas, guerras, conflictos, a menudo vinculados a políticas internacionales. Me dirijo una vez más espiritualmente a la costa del mar Mediterráneo para llorar con quienes están en el dolor y depositar las flores de la oración de sufragio por las mujeres, los hombres y niños que son víctimas de un drama que parece no tener fin. Esto requiere ser afrontado no con la lógica de la indiferencia, sino con la lógica de la hospitalidad y el compartir, con el fin de tutelar y promover la dignidad y la centralidad de todo ser humano.
Aliento a las comunidades cristianas y a toda persona de buena voluntad a seguir inclinándose hacia quien tiene necesidad para tenderle la mano, sin cálculos, sin temores, con ternura y comprensión. Deseo al mismo tiempo que las instituciones competentes, especialmente a nivel europeo, sean más valientes y generosas en la ayuda a los refugiados.
Con tales votos, imparto a Usted, querido hermano, a quienes participarán en los diversos momentos de oración y reflexión y a toda la comunidad diocesana la implorada bendición apostólica.

Archive

PAPA FRANCISCO AUDIENCIA GENERAL

[…] Pasado mañana, 20 de junio, es el Día Mundial de los Refugiados, que la comunidad internacional dedica a los que se ven obligados a abandonar su patria para escapar de los conflictos y la persecución. El número de estos hermanos refugiados está creciendo y, en los últimos días, miles más se han visto obligados a abandonar sus hogares para salvarse. Millones de familias, millones, refugiados de muchos países y todas las religiones religiosas viven en sus historias dramas y heridas que difícilmente pueden remediarse. Hagamos de ellos vecinos, compartiendo sus miedos y su incertidumbre para el futuro y aliviando concretamente su sufrimiento. El Señor apoya a las personas e instituciones que trabajan generosamente para garantizar la bienvenida y la dignidad de los refugiados, y para darles motivos de esperanza. Pensamos que Jesús era un refugiado, tuvo que huir para salvar su vida, con San José y Nuestra Señora, tuvo que irse a Egipto. Él era un refugiado. Recemos a Nuestra Señora, que conoce las penas de los refugiados, que está cerca de estos hermanos y hermanas. Oremos juntos por Nuestra Señora por los hermanos y hermanas refugiados. [Ave María] María, madre de los refugiados, ruega por nosotros.[…]

Archive

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A SU GRACIA JUSTIN WELBY, ARZOBISPO DE CANTERBURY

Vuestra Gracia,
señor cardenal Nichols,
señor cardenal Koch,
queridos hermanos y hermanas:

[…] Cuando nos encontramos por primera vez, Vuestra Gracia, hablamos de las preocupaciones comunes y de nuestro dolor ante los males que afligen a la familia humana. En particular, expresamos el mismo horror ante la plaga del tráfico de seres humanos y las diversas formas de esclavitud moderna. Agradezco a Vuestra Gracia el compromiso que demuestra al oponerse a tan intolerable crimen contra la dignidad humana. En este vasto campo de acción, que se presenta con toda su urgencia, se han comenzado significativas actividades de cooperación, tanto en campo ecuménico como con autoridades civiles y organizaciones internacionales. Muchas son las iniciativas caritativas nacidas en nuestras comunidades y realizadas con generosidad y valentía en varias partes del mundo. Pienso, en particular, en la red de acción contra la trata de mujeres creada por numerosos institutos religiosos femeninos. Nos comprometemos a perseverar en la lucha contra las nuevas formas de esclavitud, confiando poder contribuir a dar alivio a las víctimas y a contrastar este trágico comercio. Como discípulos enviados a sanar al mundo herido, doy gracias a Dios porque nos ha hecho capaces de hacer frente común contra esta gravísima plaga, con perseverancia y determinación.

Archive

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LA COMUNIDAD DE SAN EGIDIO

Queridos amigos,

[…] Desde los pobres y los ancianos se empieza a cambiar la sociedad. Jesús dijo de sí mismo: «La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular» (Mt 21, 42). También los pobres son en cierto sentido «la piedra angular» para la construcción de la sociedad. Hoy, lamentablemente, una economía especulativa los hace cada vez más pobres, privándolos de lo esencial, como la casa y el trabajo. ¡Es inaceptable! Quien vive la solidaridad no lo acepta y actúa. Y a esta palabra «solidaridad» muchos quieren quitarla del diccionario, porque a una cierta cultura le parece una palabrota. ¡No! La solidaridad es una palabra cristiana. Y por esto sois familia de los que no tienen casa, amigos de las personas con discapacidad, que, al ser amados, expresan tanta humanidad. Veo aquí, además, a muchos «nuevos europeos», inmigrantes llegados después de viajes dolorosos y peligrosos. La Comunidad los acoge con atención y muestra que el extranjero es un hermano nuestro a quien hay que conocer y ayudar. Y esto nos rejuvenece. […]

Archive

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LA CONFEDERACIÓN NACIONAL DE LAS MISERICORDIAS DE ITALIA EN EL ANIVERSARIO DE LA AUDIENCIA DEL 14 DE JUNIO DE 1986 CON EL PAPA JUAN PABLO II

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

[…] Las «Misericordias», antigua expresión del laicado católico y bien arraigadas en el territorio italiano, están comprometidas a testimoniar el evangelio de la caridad entre los enfermos, los ancianos, los discapacitados, los menores, los inmigrantes y los pobres. Todo vuestro servicio cobra sentido y forma de esta palabra: «misericordia», palabra latina cuyo significado etimológico es «miseris cor dare», «dar el corazón a los míseros», a los que tienen necesidad, a los que sufren. […]

Archive

PAPA FRANCISCO AUDIENCIA GENERAL

[…]¿Pensáis que una persona corrupta será feliz en el más allá? No, todo el fruto de su corrupción corrompió su corazón y será difícil ir al Señor. Pienso en quienes viven de la trata de personas y del trabajo esclavo. ¿Pensáis que esta gente que trafica personas, que explota a las personas con el trabajo esclavo tiene en el corazón el amor de Dios? No, no tienen temor de Dios y no son felices. No lo son. Pienso en quienes fabrican armas para fomentar las guerras; pero pensad qué oficio es éste. Estoy seguro de que si hago ahora la pregunta: ¿cuántos de vosotros sois fabricantes de armas? Ninguno, ninguno. Estos fabricantes de armas no vienen a escuchar la Palabra de Dios. Estos fabrican la muerte, son mercaderes de muerte y producen mercancía de muerte. Que el temor de Dios les haga comprender que un día todo acaba y que deberán rendir cuentas a Dios. […].

Archive

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS OBISPOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE ZIMBABUE EN VISITA «AD LIMINA APOSTOLORUM»

[…] La Iglesia en vuestro país estuvo al lado de su gente tanto antes como después de la independencia, también en estos años de inmenso sufrimiento en los cuales millones de personas han dejado el país por la frustración y la desesperación, donde muchas vidas se han perdido y muchas lágrimas se han derramado. En el ejercicio de vuestro ministerio profético, habéis ofrecido una voz firme a todas las personas en dificultad en vuestro país, especialmente a los oprimidos y a los refugiados. Pienso en especial en vuestra Carta pastoral de 2007, Dios escucha el grito de los oprimidos: «El pueblo que sufre en Zimbabue está gimiendo en agonía: “centinela, ¿cuánto queda de la noche?”». En la misma habéis mostrado cómo la crisis es espiritual y al mismo tiempo moral, extendiéndose desde los tiempos coloniales al presente, y cómo las «estructuras de pecado» introducidas en el orden social están, en último término, radicadas en el pecado personal, exigiendo de todos una profunda conversión personal y un sentido moral renovado iluminado por el Evangelio.[…]

Archive

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN EL ENCUENTRO DE COORDINACIÓN ENTRE LOS ORGANISMOS CARITATIVOS CATÓLICOS QUE ACTÚAN EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS SIRIA

Eminencia,
excelencia,
queridos hermanos y hermanas:

[…] Hace un año nos reunimos para reafirmar el compromiso de la Iglesia en esta crisis y para hacer juntos un llamamiento por la paz en Siria. Ahora nos encontramos de nuevo, para hacer un balance del trabajo realizado hasta la fecha y para renovar la voluntad de proseguir por este camino, con una colaboración aún más estrecha. Pero debemos reconocer, con gran dolor, que la crisis siria no se ha resuelto sino que, por el contrario, va adelante, y existe el riesgo de habituarse a ella: de olvidar a las víctimas diarias, los sufrimientos indecibles y los miles de refugiados, entre los cuales ancianos y niños que padecen, y a veces mueren, por el hambre y las enfermedades causadas por la guerra. Esta indiferencia hace mal. Una vez más debemos repetir el nombre de la enfermedad que nos hace tanto mal hoy en el mundo: la globalización de la indiferencia.[…]

Archive

PAPA FRANCISCO AUDIENCIA GENERAL

En Jordania agradecí a las autoridades y al pueblo su compromiso en la acogida de numerosos refugiados provenientes de las zonas de guerra, un compromiso humanitario que merece y requiere el apoyo constante de la Comunidad internacional. Me ha conmovido la generosidad del pueblo jordano al recibir a los refugiados, muchos que huyen de la guerra, en esa zona. Que el Señor bendiga a este pueblo acogedor, que lo bendiga abundantemente. Y nosotros debemos rezar para que el Señor bendiga esta acogida y pedir a todas las instituciones internacionales que ayuden a este pueblo en el trabajo de acogida que realiza. Durante la peregrinación alenté también en otros lugares a las autoridades implicadas a proseguir los esfuerzos para disminuir las tensiones en la zona medio-oriental, sobre todo en la atormentada Siria, así como a continuar buscando una solución justa al conflicto israelí-palestino. Por ello invité al presidente de Israel y al presidente de Palestina, ambos hombres de paz y artífices de paz, a venir al Vaticano a rezar juntos conmigo por la paz. Y, por favor, os pido a vosotros que no nos dejéis solos: vosotros rezad, rezad mucho para que el Señor nos dé la paz, nos dé la paz en esa Tierra bendecida. Cuento con vuestras oraciones. Rezad con fuerza en este tiempo, rezad mucho para que venga la paz.[…]

[…]Dirijo un pensamiento particular a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Estamos a punto de concluir el mes mariano. La Madre de Dios, queridos jóvenes, puede ser su refugio en los momentos más difíciles; Apoyadlos, queridos enfermos, afrontad valientemente vuestra cruz diaria y sed vuestra referencia, queridos recién casados, para que vuestra familia sea un hogar para la oración y el entendimiento mutuo. Gracias.