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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO, FIRMADO POR EL CARDENAL SECRETARIO DE ESTADO PIETRO PAROLIN, CON MOTIVO DEL 9° FORO MUNDIAL DEL AGUA

En nombre del Papa Francisco, quisiera saludar cordialmente a todos los
participantes reunidos en el IX Foro Mundial del Agua, cuyo tema es La seguridad
del agua para la paz y el desarrollo. Es bueno subrayar la importancia de este tema,
dado que los desafíos actuales y futuros que le conciernen a nuestra humanidad
son numerosos.
Nuestro mundo está sediento de paz, de ese bien indivisible que requiere el
esfuerzo y la contribución constante de todos y que se basa sobre todo en la
satisfacción de las necesidades esenciales y vitales de cada ser humano.
Hoy en día, la seguridad del agua se ve amenazada por una serie de factores, como
la contaminación, los conflictos, el cambio climático y el mal uso de los recursos
naturales. El agua es, por tanto, un valioso activo para la paz. Por ello, no puede
considerarse simplemente como un bien privado, generador de beneficios
mercantiles y sujeto a las leyes del mercado.
Además, el derecho al agua potable y al saneamiento está estrechamente vinculado
al derecho a la vida, que está arraigado en la dignidad inalienable de la persona
humana y es una condición para el ejercicio de otros derechos humanos. El acceso
al agua y al saneamiento es de hecho un “derecho humano básico, fundamental y
universal, porque determina la sobrevivencia de las personas”. En consecuencia, el
mundo tiene “una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua
potable” (Francisco, Encíclica Laudato si’, n. 30), pero también con todos aquellos
para los que las fuentes tradicionales de agua potable han sido contaminadas hasta
el punto de hacerlas peligrosas, destruidas por las armas y convertidas en
inutilizables, o secadas como consecuencia de una mala gestión de los bosques.
En la actualidad, más de dos mil millones de personas carecen de acceso al agua
potable y/o al saneamiento. Piensen en todas las consecuencias prácticas que esto
puede tener, especialmente para los pacientes en los centros de salud, para las
mujeres que dan a luz, para los presos, los refugiados y los desplazados.
Hago un llamamiento a todos los dirigentes y gestores políticos y económicos, a las
distintas administraciones y a todos los que están en condiciones de dirigir la
investigación, la financiación, la educación y la explotación de los recursos naturales
y del agua en particular, para que se ocupen de servir dignamente al bien común,
con determinación, integridad y espíritu de cooperación (Cf. Discurso a los
participantes en el III Encuentro Mundial de Movimientos Populares, 5 de
noviembre de 2016).
También destacamos que “si se enfrenta la escasez de agua y se mejora su gestión,
especialmente por parte de las comunidades, se contribuirá a crear mayor cohesión
social y mayor solidaridad” (Aqua fons vitae, n. 26), a iniciar procesos (Cf.
Francisco, Exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 223) , a forjar vínculos. En
efecto, el agua es para nosotros un don de Dios y un patrimonio común cuyo
destino universal debe asegurarse para cada generación.
Además, es un hecho que “las aguas dulces, tanto superficiales como subterráneas,
son en gran medida transfronterizas […] Pensad por un momento si los países
colaboraran mayormente en el tema del agua en varias áreas del mundo respecto a
la situación actual, habría más paz […] En consecuencia, eficaces mecanismos de
cooperación transfronteriza del agua son una característica importante para la paz y
la prevención de conflictos armados” (Aqua fons vitae, n. 27). A este respecto,
¿cómo no pensar en el río Senegal, pero también en el Níger, el Nilo y otros grandes
ríos que atraviesan muchos países? En todas estas situaciones, el agua debe
convertirse en un símbolo de acogida y bendición, un motivo de encuentro y
colaboración que haga crecer la confianza mutua y la fraternidad.
Recordemos que “en el origen de lo que, en sentido cósmico, llamamos ‘naturaleza’,
hay ‘un designio de amor y de verdad’ [y que] el mundo no es producto de una
necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar” (Benedicto XVI, Mensaje para
la Jornada Mundial de la Paz 2010, n. 6). Gestionar el agua de forma sostenible y
con instituciones eficientes y solidarias es, por tanto, no sólo una contribución a la
paz; es también una forma de reconocer este don de la creación que se nos ha
confiado para que juntos lo cuidemos.
El Papa Francisco asegura que reza para que este Foro Mundial del Agua sea una
oportunidad para trabajar juntos por la realización del derecho al agua potable y al
saneamiento de todo ser humano, y que contribuya así a que el agua sea un
verdadero símbolo del diálogo compartido, constructivo y responsable a favor de
una paz duradera, que se construya sobre la confianza.
Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado de Su Santidad

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Después del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas:
No se detiene, lamentablemente, la violenta agresión contra Ucrania, una masacre
insensata en la que todos los días se repiten estragos y atrocidades. ¡No existe
justificación para esto! Suplico a todos los actores de la comunidad internacional
que se esfuercen de verdad para hacer que cese esta guerra repugnante.
También esta semana, misiles y bombas se han abatido sobre civiles, ancianos,
niños y madres embarazadas. He ido a visitar a los niños heridos que están aquí en
Roma: a uno le falta un brazo, otro está herido en la cabeza… Niños inocentes.
Pienso en los millones de refugiados ucranios que deben huir dejando atrás todo, y
siento un gran dolor por cuantos no tienen ni siquiera la posibilidad de escapar.
Muchos abuelos, enfermos y pobres, separados de sus familiares, tantos niños y
personas frágiles deben quedarse y morir bajo las bombas sin poder recibir ayuda y
sin encontrar seguridad ni siquiera en los refugios antiaéreos. ¡Todo esto es
inhumano! Aún más, ¡es también sacrílego, porque va contra la sacralidad de la
vida humana, sobre todo contra la vida humana indefensa, que ha de ser respetada
y protegida, no eliminada, y que está por encima de cualquier estrategia! No lo
olvidemos: ¡es una crueldad inhumana y sacrílega! Oremos en silencio por todos los
que sufren.
Me consuela saber que a la población que se ha quedado bajo las bombas no le
falta la cercanía de los Pastores, que en estos días trágicos están viviendo el
Evangelio de la caridad y de la fraternidad. Estos días he hablado por teléfono con
algunos de ellos: ¡qué cerca están del pueblo de Dios! ¡Gracias, queridos hermanos,
queridas hermanas, por este testimonio y por la ayuda concreta que estáis
ofreciendo con valentía a tanta gente desesperada! Pienso en el Nuncio Apostólico,
recién nombrado, Mons. Visvaldas Kulbokas, que desde el inicio de la guerra se ha
quedado en Kiev junto con sus colaboradores, y que con su presencia cada día me
hace estar cerca del martirizado pueblo ucranio. Permanezcamos junto este pueblo,
abracémoslo con afecto, con el compromiso concreto y con la oración. Y, por favor,
¡no nos acostumbremos a la guerra y a la violencia! No nos cansemos de acoger
con generosidad, como ya se está haciendo: no solo ahora, en la emergencia, sino
también en las semanas y los meses que vendrán. Porque vosotros sabéis que en el
primer momento todos nos esforzamos por acoger, pero luego la costumbre nos
enfría un poco el corazón y nos olvidamos. Pensemos en estas mujeres, en estos
niños, que, con el tiempo, sin trabajo, separadas de sus maridos, serán asediadas
por los “buitres” de la sociedad. Protejámoslas, por favor. […]

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Después del Ángelus:
[…] Quisiera exhortar una vez más a la acogida de tantos refugiados en los que
Cristo está presente y dar las gracias por la gran red de solidaridad que se ha
formado. Les pido a todas las comunidades diocesanas y religiosas que aumenten
los momentos de oración por la paz. Dios es solo el Dios de la paz, no es el Dios de
la guerra, y los que apoyan la violencia profanan su nombre. Ahora recemos en
silencio por los que sufren y para que Dios convierta los corazones a una firme
voluntad de paz. […]

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Después del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas:
En Ucrania corren ríos de sangre y de lágrimas. No se trata solo de una operación
militar, sino de guerra, que siembra muerte, destrucción y miseria. El número de
víctimas aumenta, al igual que las personas que huyen, especialmente las madres y
los niños. En ese país atormentado crece dramáticamente a cada hora la necesidad
de ayuda humanitaria.
Hago un llamamiento apremiante para que se aseguren realmente los corredores
humanitarios y se garantice y facilite el acceso de la ayuda a las zonas asediadas,
con el fin de proporcionar un alivio vital a nuestros hermanos y hermanas oprimidos
por las bombas y el miedo.
Agradezco a todos los que acogen a los prófugos. Por encima de todo, imploro que
cesen los ataques armados, para que prevalezcan las negociaciones —y prevalezca
el sentido común— y para que se vuelva a respetar el derecho internacional.
Y también quiero dar las gracias a los periodistas que, para garantizar la
información, arriesgan sus propias vidas. Gracias, hermanos y hermanas, por este
servicio. Un servicio que nos permite estar cerca del drama de esa población y nos
permite evaluar la crueldad de una guerra. Gracias, hermanos y hermanas.
Recemos juntos por Ucrania: tenemos sus banderas frente a nosotros. Recemos
juntos, como hermanos, a Nuestra Señora, Reina de Ucrania. Ave María…
La Santa Sede está dispuesta a todo, a ponerse al servicio de esta paz. En estos
días, dos cardenales han partido a Ucrania, para servir a la gente, para ayudar. El
Cardenal Krajewski, Limosnero, para llevar ayuda a los necesitados, y el Cardenal
Czerny, Prefecto ad interim del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano
Integral. La presencia de los dos cardenales allí es la presencia no solo del Papa,
sino de todo el pueblo cristiano que quiere acercarse y decir: «¡La guerra es una
locura! ¡Deténganse, por favor! ¡Miren qué crueldad!». […]

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SANTA MISA, BENDICIÓN E IMPOSICIÓN DE LA CENIZA HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

[…] Pero si la oración, la caridad y el ayuno deben madurar en secreto, sus efectos
sin embargo no son secretos. La oración, la caridad y el ayuno no son
medicamentos sólo para nosotros, sino para todos; de hecho, pueden cambiar la
historia. En primer lugar, porque quien experimenta sus efectos, casi sin darse
cuenta, los transmite a los demás; y, sobre todo, porque la oración, la caridad y el
ayuno son las principales vías que permiten a Dios intervenir en nuestras vidas y en
la vida del mundo. Son las armas del espíritu, y es con ellas que, en esta jornada
de oración y ayuno por Ucrania, imploramos a Dios esa paz que los hombres solos
no pueden construir.
Oh Señor, tú que ves en lo secreto y nos recompensas más allá de todas nuestras
expectativas, escucha las oraciones de todos los que confían en ti, especialmente
de los más humildes, de los más probados, de los que sufren y huyen bajo el
estruendo de las armas. Devuelve la paz a nuestros corazones, da de nuevo tu paz
a nuestros días. Amén. […]

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Después del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas:
En estos días hemos sido turbados por algo trágico: la guerra. Numerosas veces
hemos rezado para que no se emprendiera este camino. No dejemos de orar, es
más, supliquemos a Dios con mayor intensidad. Por eso renuevo a todos la
invitación a vivir el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, un día de oración y ayuno por
la paz en Ucrania; una jornada para estar cerca de los sufrimientos del pueblo
ucraniano, para sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el final de la guerra.
Quien hace la guerra olvida a la humanidad. No parte de la gente, no mira la vida
concreta de las personas, sino que antepone a todo los intereses de parte y de
poder. Confía en la lógica diabólica y perversa de las armas, que es la más alejada
de la voluntad de Dios. Y se distancia de la gente común, que desea la paz, y que
en todo conflicto es la verdadera víctima que paga sobre su propia piel las locuras
de la guerra. Pienso en los ancianos, en cuantos buscan refugio en estas horas, en
las mamás que huyen con sus niños… Son hermanos y hermanas para los que es
urgente abrir corredores humanitarios y que deben ser acogidos.
Con el corazón desgarrado por todo lo que sucede en Ucrania —y no olvidemos la
guerra en otros lugares del mundo, como Yemen, Siria, Etiopía…—, repito: ¡que
callen las armas! Dios está con los operadores de paz, no con quien emplea la
violencia. Porque quien ama la paz, como dice la Constitución Italiana, «repudia la
guerra como instrumento de ofensa a la libertad de los demás pueblos y como
medio de resolución de las controversias internacionales». […]

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VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO AL SEMINARIO WEB «JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO: SIGNIFICADO, DESAFÍOS Y RETOS»

[…] Este tiempo de pandemia nos está enseñando a tener una mirada sobre la
enfermedad como fenómeno global y no solo individual, y nos invita a reflexionar
sobre otros tipos de “patologías” que amenazan a la humanidad y al mundo.
Individualismo e indiferencia ante el otro son formas de egoísmo que resultan
lamentablemente amplificadas en la sociedad del bienestar consumista y del
liberalismo económico; y las consecuentes desigualdades se encuentran también en
el campo sanitario, donde algunos gozan de las llamadas “excelencias” y a muchos
otros les resulta difícil acceder a los cuidados básicos. Para sanar este virus social,
el antídoto es la cultura de la fraternidad, fundada sobre la conciencia de que somos
todos iguales como personas humanas, todos iguales, hijos de un único Padre (cfr.
Fratelli tutti, 272). Sobre esta base se podrán tener cuidados eficaces y para todos.
Pero si no estamos convencidos de que somos todos iguales, no irá bien. […]

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Después del Ángelus:
Queridos hermanos y hermanas:
[…] Y el próximo martes, memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, se celebrará
la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas. Esta es una
herida profunda, infligida por la vergonzosa búsqueda de intereses económicos sin
ningún respeto por la persona humana. Muchas niñas —las vemos en las calles—
que no son libres, son esclavas de los traficantes, que las mandan a trabajar y, si
no traen el dinero, las golpean. Esto está ocurriendo en nuestras ciudades hoy en
día. Pensemos realmente en ello.
Ante estas lacras de la humanidad, expreso mi dolor e insto a todos los
responsables a que actúen con decisión para evitar tanto la explotación como las
prácticas humillantes que afligen sobre todo a las mujeres y a las niñas. […]
[…] En Monferrato: John, un chico ghanés, de 25 años, migrante, que sufrió todo lo
que sufren muchos migrantes para llegar hasta aquí, y al final se instaló en
Monferrato, empezó a trabajar, a hacer su futuro, en una empresa de vinos. Y luego
cayó enfermo de un terrible cáncer, al punto de estar muriendo. Y cuando le dijeron
la verdad, lo que le hubiera gustado hacer, [respondió:] «Volver a casa para abrazar
a mi padre antes de morir». Al morir, pensó en su padre. Y en ese pueblo de
Monferrato, inmediatamente hicieron una colecta y, atiborrándolo de morfina, lo
metieron a él y a un compañero en un avión y lo enviaron para que muriera en los
brazos de su padre. Esto nos muestra que hoy, en medio de tantas malas noticias,
hay cosas hermosas, hay «santos de la puerta de al lado». Gracias por estos dos
testimonios que nos hacen bien. […]

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SALUDO DEL SANTO PADRE FRANCISCO AL GRUPO DE LA FUNDACIÓN CASA DELLO SPIRITO E DELLE ARTI

Please note that this document is an unofficial translation and is provided for reference only.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y bienvenidos!
Gracias por esta visita. Agradezco a mi amigo Arnoldo Mosca Mondadori por su
presentación. Gracias, Arnoldo.
Saludo a los reclusos de las cárceles de San Vittore de Milán, de Opera y de Alba,
con los directores y el personal. Te felicito por tu trabajo. Son actividades
artesanales, y tienen también un valor simbólico cristiano: preparar las hostias para
la celebración eucarística; construir instrumentos musicales con madera recuperada
de embarcaciones de migrantes; carpintería, como San José y Jesús; la producción
de vino, que es el símbolo de la fiesta, ¡recordemos las bodas de Caná!…
Saludo a las personas refugiadas que realizan trabajos de sastrería.
Saludo a las madres solteras con sus hijos.
Saludo a las personas con discapacidad, que también colaboran en la preparación
de las estrofas y los violines.
Saludo a los músicos de la orquesta multiétnica, con los directores y el maestro
Piovani que compuso la música para el «Violín del mar».
Saludo a las personas que han venido de España, Brasil y Argentina, así como a los
voluntarios y colaboradores.
Os doy las gracias a todos porque sois semilla de esperanza. Con el apoyo de la
Fundación “Casa dello Spirito e delle Arti”, estás dando señales que se oponen a la
cultura del descarte, lamentablemente muy extendida. En su lugar se intenta
construir, con las «piedras desechadas», una casa donde se respira un ambiente de
amistad social y fraternidad. No todo es fácil – lo sabemos -, ¡no todo son «rosas y
flores»! Cada uno de nosotros tenemos nuestras limitaciones, errores y pecados.

Todos nosotros. Pero la misericordia de Dios es mayor, y si nos acogemos como
hermanos y hermanas, Él nos perdona y nos ayuda a seguir adelante.
Hermanos y hermanas, recordamos con gratitud a quienes dan su aporte al trabajo
de la Fundación; y un pensamiento de agradecimiento y oración va en particular a
la Sra. Marisa Baldoni.
Os agradezco de nuevo y os animo a continuar el camino. Que Nuestra Señora y
San José os acompañen. ¡Que tengáis siempre entre vosotros y en vuestros talleres
el espíritu de la casa de Nazaret! Te bendigo con cariño. Y tú, por favor, no olvides
rezar por mí. Gracias.

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA 56 JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

Queridos hermanos y hermanas:
El año pasado reflexionamos sobre la necesidad de “ir y ver” para descubrir la
realidad y poder contarla a partir de la experiencia de los acontecimientos y del
encuentro con las personas. Siguiendo en esta línea, deseo ahora centrar la
atención sobre otro verbo, “escuchar”, decisivo en la gramática de la comunicación
y condición para un diálogo auténtico. […]
[…] También la realidad de las migraciones forzadas es un problema complejo, y
nadie tiene la receta lista para resolverlo. Repito que, para vencer los prejuicios
sobre los migrantes y ablandar la dureza de nuestros corazones, sería necesario
tratar de escuchar sus historias, dar un nombre y una historia a cada uno de ellos.
Muchos buenos periodistas ya lo hacen. Y muchos otros lo harían si pudieran.
¡Alentémoslos! ¡Escuchemos estas historias! Después, cada uno será libre de
sostener las políticas migratorias que considere más adecuadas para su país. Pero,
en cualquier caso, ante nuestros ojos ya no tendremos números o invasores
peligrosos, sino rostros e historias de personas concretas, miradas, esperanzas,
sufrimientos de hombres y mujeres que hay que escuchar.
Escucharse en la Iglesia
También en la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de escucharnos. Es el
don más precioso y generativo que podemos ofrecernos los unos a los otros.
Nosotros los cristianos olvidamos que el servicio de la escucha nos ha sido confiado
por Aquel que es el oyente por excelencia, a cuya obra estamos llamados a
participar. «Debemos escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la
palabra de Dios» [4]. El teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer nos recuerda de
este modo que el primer servicio que se debe prestar a los demás en la comunión
consiste en escucharlos. Quien no sabe escuchar al hermano, pronto será incapaz
de escuchar a Dios [5].
En la acción pastoral, la obra más importante es “el apostolado del oído”. Escuchar
antes de hablar, como exhorta el apóstol Santiago: «Cada uno debe estar pronto a
escuchar, pero ser lento para hablar» (1,19). Dar gratuitamente un poco del propio
tiempo para escuchar a las personas es el primer gesto de caridad.
Hace poco ha comenzado un proceso sinodal. Oremos para que sea una gran
ocasión de escucha recíproca. La comunión no es el resultado de estrategias y
programas, sino que se edifica en la escucha recíproca entre hermanos y hermanas.
Como en un coro, la unidad no requiere uniformidad, monotonía, sino pluralidad y
variedad de voces, polifonía. Al mismo tiempo, cada voz del coro canta escuchando
las otras voces y en relación a la armonía del conjunto. Esta armonía ha sido ideada
por el compositor, pero su realización depende de la sinfonía de todas y cada una
de las voces.
Conscientes de participar en una comunión que nos precede y nos incluye, podemos
redescubrir una Iglesia sinfónica, en la que cada uno puede cantar con su propia
voz acogiendo las de los demás como un don, para manifestar la armonía del
conjunto que el Espíritu Santo compone.
Roma, San Juan de Letrán, 24 de enero de 2022, Memoria de san Francisco de
Sales.