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VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A CUBA, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA Y VISITA A LA SEDE DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (19-28 DE SEPTIEMBRE DE 2015) VÍSPERAS CON EL CLERO, LOS RELIGIOSOS Y LAS RELIGIOSAS HOMILÍA DEL SANTO PADRE

[…] El otro peligro surge cuando somos celosos de nuestro tiempo libre. Cuando pensamos que las comodidades mundanas nos ayudarán a servir mejor. El problema de este modo de razonar es que se puede ahogar la fuerza de la continua llamada de Dios a la conversión, al encuentro con Él. Poco a poco, pero de forma inexorable, disminuye nuestro espíritu de sacrificio, nuestro espíritu de renuncia y de trabajo. Y además nos aleja de las personas que sufren la pobreza material y se ven obligadas a hacer sacrificios más grandes que los nuestros, sin ser consagrados. El descanso es necesario, así como un tiempo para el ocio y el enriquecimiento personal, pero debemos aprender a descansar de manera que aumente nuestro deseo de servir generosamente. La cercanía a los pobres, a los refugiados, a los inmigrantes, a los enfermos, a los explotados, a los ancianos que sufren la soledad, a los encarcelados y a tantos otros pobres de Dios nos enseñará otro tipo de descanso, más cristiano y generoso. […]

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VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A CUBA, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA Y VISITA A LA SEDE DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (19-28 DE SEPTIEMBRE DE 2015) VISITA AL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA DISCURSO DEL SANTO PADRE

[…] En los últimos siglos, millones de personas han alcanzado esta tierra persiguiendo el sueño de poder construir su propio futuro en libertad. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes. Trágicamente, los derechos de cuantos vivieron aquí mucho antes que nosotros no siempre fueron respetados. A estos pueblos y a sus naciones, desde el corazón de la democracia norteamericana, deseo reafirmarles mi más alta estima y reconocimiento. Aquellos primeros contactos fueron bastantes convulsos y sangrientos, pero es difícil enjuiciar el pasado con los criterios del presente. Sin embargo, cuando el extranjero nos interpela, no podemos cometer los pecados y los errores del pasado. Debemos elegir la posibilidad de vivir ahora en el mundo más noble y justo posible, mientras formamos las nuevas generaciones, con una educación que no puede dar nunca la espalda a los «vecinos», a todo lo que nos rodea. Construir una nación nos lleva a pensarnos siempre en relación con otros, saliendo de la lógica de enemigo para pasar a la lógica de la recíproca subsidiaridad, dando lo mejor de nosotros. Confío que lo haremos

Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin precedentes desde los tiempos de la II Guerra Mundial. Lo que representa grandes desafíos y decisiones difíciles de tomar. A lo que se suma, en este continente, las miles de personas que se ven obligadas a viajar hacia el norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades. ¿Acaso no es lo que nosotros queremos para nuestros hijos? No debemos dejarnos intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor respuesta a su situación. Una respuesta que siempre será humana, justa y fraterna. Cuidémonos de una tentación contemporánea: descartar todo lo que moleste. Recordemos la regla de oro: «Hagan ustedes con los demás como quieran que los demás hagan con ustedes» (Mt 7,12).

Esta regla nos da un parámetro de acción bien preciso: tratemos a los demás con la misma pasión y compasión con la que queremos ser tratados. Busquemos para los demás las mismas posibilidades que deseamos para nosotros. Acompañemos el crecimiento de los otros como queremos ser acompañados. En definitiva: queremos seguridad, demos seguridad; queremos vida, demos vida; queremos oportunidades, brindemos oportunidades. El parámetro que usemos para los demás será el parámetro que el tiempo usará con nosotros. La regla de oro nos recuerda la responsabilidad que tenemos de custodiar y defender la vida humana en todas las etapas de su desarrollo. […]

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VIAJE APOSTÓLICO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A CUBA, ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA Y VISITA A LA SEDE DE LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS (19-28 DE SEPTIEMBRE DE 2015) ENCUENTRO CON LOS OBISPOS DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA DISCURSO DEL SANTO PADRE

[…] La iglesia en Estados Unidos conoce como nadie las esperanzas del corazón de los inmigrantes. Ustedes siempre han aprendido su idioma, apoyado su causa, integrado sus aportaciones, defendido sus derechos, promovido su búsqueda de prosperidad, mantenido encendida la llama de su fe. Incluso ahora, ninguna institución estadounidense hace más por los inmigrantes que sus comunidades cristianas. Ahora tienen esta larga ola de inmigración latina en muchas de sus diócesis. No sólo como Obispo de Roma, sino también como un Pastor venido del sur, siento la necesidad de darles las gracias y de animarles. Tal vez no sea fácil para ustedes leer su alma; quizás sean sometidos a la prueba por su diversid. En todo caso, sepan que también tienen recursos que compartir. Por tanto, acójanlos sin miedo. Ofrézcanles el calor del amor de Cristo y descifrarán el misterio de su corazón. Estoy seguro de que, una vez más, esta gente enriquecerá a su País y a su Iglesia.[…]

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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCIS A LOS PARTICIPANTES EN EL SIMPOSIO INTERNACIONAL SOBRE EL CAMINO PASTORAL, PROMOVIDO POR EL CONCILIO PONTIFICIO DE PASTORAL PARA MIGRANTES E ITINERANTES

Queridos hermanos y hermanas, buenos días.

[…] Las realidades, a veces muy tristes, que usted conoce, son causadas por la indiferencia, la pobreza, la violencia familiar y social, y la trata de personas. También existe el dolor por las separaciones matrimoniales y el nacimiento de hijos fuera del matrimonio, a menudo destinados a una vida «perdida». Los niños y las mujeres de la calle no son números, no son «paquetes» para intercambiar: son seres humanos con su propio nombre y su propio rostro, con una identidad dada por Dios a cada uno de ellos. Son hijos de Dios como nosotros, iguales a nosotros, con nuestros propios derechos. […]

[…] Es preocupante ver un número creciente de niñas y mujeres que se ven obligadas a ganarse la vida en la calle, vendiendo sus cuerpos, siendo explotadas por organizaciones delictivas y en ocasiones por parientes y familiares. Esta realidad es una vergüenza para nuestras sociedades que se jactan de ser modernas y de haber alcanzado altos niveles de cultura y desarrollo. La corrupción generalizada y la búsqueda de ganancias a toda costa privan a los inocentes y a los más débiles de las posibilidades de una vida digna, alimentan el crimen del tráfico y otras injusticias que pesan sobre sus hombros. ¡Nadie puede permanecer inerte frente a la urgente necesidad de salvaguardar la dignidad de la mujer, amenazada por factores culturales y económicos! […]

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DIRECCIÓN DEL SANTO PADRE FRANCIS A LOS PARTICIPANTES EN LA REUNIÓN PROMOVIDO POR EL CONSEJO PONTIFICIO «COR UNUM»

Queridos hermanos y hermanas:

[…] Uno de los dramas humanitarios más opresivos de las últimas décadas son las terribles consecuencias que los conflictos en Siria e Iraq tienen en las poblaciones civiles, así como en el patrimonio cultural. Millones de personas se encuentran en un estado alarmante de necesidad urgente, obligados a abandonar sus tierras de origen. El Líbano, Jordania y Turquía hoy soportan el peso de millones de refugiados, que han acogido generosamente. Frente a tal escenario y con conflictos que se están extendiendo y perturbando los equilibrios internos y regionales de una manera inquietante, la comunidad internacional parece no poder encontrar respuestas adecuadas, mientras que los traficantes de armas continúan haciendo sus intereses. […]

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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS NUEVOS OBISPOS NOMBRADOS DURANTE EL AÑO

Queridos hermanos en el episcopado: La paz esté con vosotros.

[…] Pienso en retos dramáticos como la globalización, que acerca lo que está lejos y, por otra parte, separa lo que está cerca; pienso en el fenómeno de las migraciones, que hace época y trastorna nuestros días; pienso en el ambiente natural, jardín que Dios dio como hogar para el ser humano y de otras criaturas, y que está amenazado por la miope y a menudo depredadora explotación; pienso en la dignidad y el futuro del trabajo humano, del cual están privadas generaciones enteras, reducidas a estadísticas; pienso en la desertificación de las relaciones, en la difundida falta de responsabilidad, en el desinterés por el mañana, en la creciente y terrible cerrazón; pienso en la desorientación de tantos jóvenes y en la soledad de muchos ancianos. Estoy seguro de que cada uno de vosotros podría completar este catálogo de problemáticas. […]

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

LLAMAMIENTO

[…] Ante la tragedia de decenas de miles de refugiados que huyen de la muerte por la guerra y el hambre, y están en camino hacia una esperanza de vida, el Evangelio nos llama a ser «prójimos» de los más pequeños y abandonados. A darles una esperanza concreta. No vale decir sólo: «¡Ánimo, paciencia!…». La esperanza cristiana es combativa, con la tenacidad de quien va hacia una meta segura.
Por lo tanto, ante la proximidad del Jubileo de la misericordia, hago un llamamiento a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa para que expresen la realidad concreta del Evangelio y acojan a una familia de refugiados. Un gesto preciso en preparación del Año santo de la misericordia.
Que cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario de Europa acoja a una familia, comenzando por mi diócesis de Roma.
Me dirijo a mis hermanos obispos de Europa, verdaderos pastores, para que en sus diócesis apoyen mi llamamiento, recordando que Misericordia es el segundo nombre del Amor: «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» (Mt 25, 40).
También las dos parroquias del Vaticano acogerán en los próximos días a dos familias de refugiados.

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas:

[…] Por desgracia, también en los últimos días muchos inmigrantes han perdido la vida en su terrible viaje. Por todos estos hermanos y hermanas, rezo e invito a rezar. En particular, me uno al cardenal Schönborn —que hoy está aquí presente— y a toda la Iglesia en Austria, en la oración por las 71 víctimas, entre las cuales 4 niños, encontradas en un camión en la autopista Budapest-Viena. Encomendamos cada una de ellas a la misericordia de Dios, y a Él le pedimos que nos ayude a cooperar con eficacia para impedir estos crímenes que ofenden a toda la familia humana. Recemos en silencio por todos los inmigrantes que sufren y por los que han perdido la vida.[…]

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ENCUENTRO SOBRE «ESCLAVITUD MODERNA Y CAMBIO CLIMÁTICO, EL COMPROMISO DE LAS GRANDES CIUDADES» INTERVENCIÓN DEL SANTO PADRE FRANCISCO

[…] Por otro lado, ¿por qué esta invitación que me pareció una idea -de la Academia Pontificia de las Ciencias, de monseñor Sánchez Sorondo- muy fecunda, de invitar a los alcaldes, a los síndicos de las grandes ciudades y no tan grandes, pero invitarlos aquí para hablar de esto? Porque una de las cosas que más se nota cuando el ambiente, la Creación, no es cuidada es el crecimiento desmesurado de las ciudades. Es un fenómeno mundial, es como que las cabezas, las grandes ciudades, se hacen grandes pero cada vez con cordones de pobreza y de miseria más grandes, donde la gente sufre los efectos de un descuido del ambiente. En este sentido, está involucrado el fenómeno migratorio. ¿Por qué la gente viene a las grandes ciudades, a los cordones de las grandes ciudades, las villas miseria, las chabolas, las favelas? ¿Por qué arma eso? Simplemente porque ya el mundo rural para ellos no les da oportunidades. Y un punto que está en la encíclica, y con mucho respeto, pero se debe denunciar, es la idolatría de la tecnocracia. La tecnocracia lleva a despojar de trabajo, crea desocupación, los fenómenos desocupatorios son muy grandes y necesitan ir migrando, buscando nuevos horizontes. El gran número de desocupados alerta. No tengo las estadísticas- pero en algunos países de Europa, sobre todo en los jóvenes, la desocupación juvenil, de los 25 años hacia abajo, pasa del 40 por ciento y en algunos llega al 50 por ciento. Entre 40, 47 y –estoy pensando en otro país- 50; estoy pensando en otras estadísticas serias dadas por los jefes de gobierno, los jefes de Estado directamente. Y eso proyectado hacia el futuro nos hace ver un fantasma, o sea, una juventud desocupada que hoy ¿qué horizonte y qué futuro puede ofrecer?, ¿qué le queda a esa juventud? O las adicciones, o el aburrimiento, o el no saber qué hacer de su vida -una vida sin sentido, muy dura-, o el suicidio juvenil – las estadísticas de suicidio juvenil no son publicadas en su totalidad-, o buscar en otros horizontes, aún en proyectos guerrilleros, un ideal de vida. […]

[…] ¿Qué sucede cuando todos estos fenómenos de tecnificación excesiva, de no cuidado del ambiente, además de los fenómenos naturales, inciden sobre la migración? El no haber trabajo, y después la trata de las personas. Cada vez es más común el trabajo en negro, un trabajo sin contrato, un trabajo arreglado debajo de la mesa. ¡Cómo ha crecido! El trabajo en negro es muy grande, lo cual significa que una persona no gana lo suficiente para vivir. Eso puede provocar actitudes delictivas y todo lo que sucede en una gran ciudad por esas migraciones provocadas por la tecnificación excisiva. Sobre todo me refiero al agro o la trata de las personas en el trabajo minero, la esclavitud minera todavía es muy grande y es muy fuerte. Y lo que significa el uso de ciertos elementos de lavado de minerales – arsénico, cianuro- que inciden en enfermedades de la población. En eso hay una responsabilidad muy grande. O sea que todo rebota, todo vuelve. Es el efecto rebote contra la misma persona. Puede ser la trata de personas por el trabajo esclavo, la prostitución, que son fuentes de trabajo para poder sobrevivir hoy día.

Por eso me alegra que ustedes hayan reflexionado sobre estos fenómenos. Yo mencioné algunos, no más, que afectan a las grandes ciudades.
Finalmente, yo diría que sobre esto hay que interesar a las Naciones Unidas. Tengo mucha esperanza en la Cumbre de París, de noviembre, que se logre algún acuerdo fundamental y básico. Tengo mucha esperanza, pero sin embargo, las Naciones Unidas tienen que interesarse muy fuertemente sobre este fenómeno, sobre todo, en la trata de personas provocada por este fenómeno ambiental, la explotación de la gente. […]

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO AL PRESIDENTE DEL CONSEJO PONTIFICIO «JUSTICIA Y PAZ» CON OCASIÓN DEL ENCUENTRO «UNA JORNADA DE REFLEXIÓN – UNIDOS A DIOS ESCUCHAMOS UN GRITO» [ROMA, 17-19 DE JULIO DE 2015]

[…] Venís de situaciones diferentes y, de diversos modos, experimentáis las repercusiones de las actividades mineras realizadas tanto por grandes compañías industriales como por artesanos, o bien por agentes informales. Habéis querido reuniros en Roma, en esta jornada de reflexión que remite a un pasaje de la exhortación apostólica Evangelii gaudium (cf. nn. 187-190), para hacer resonar el grito de las numerosas personas, familias y comunidades que sufren directa o indirectamente a causa de las consecuencias muy a menudo negativas de las actividades mineras. Un grito por los terrenos perdidos; un grito por la extracción de riqueza del suelo que, paradójicamente, no ha producido riqueza para las poblaciones locales que siguen siendo pobres; un grito de dolor como reacción a la violencia, a las amenazas y a la corrupción; un grito de indignación y de ayuda por la violación de los derechos humanos, clamorosa o discretamente ultrajados en lo que concierne a la salud de las poblaciones, las condiciones de trabajo, a veces la esclavitud y el tráfico de personas que alimenta el trágico fenómeno de la prostitución; un grito de tristeza y de impotencia por la contaminación de las aguas, del aire y de los suelos; un grito de incomprensión por la ausencia de procesos inclusivos y de apoyo por parte de las autoridades civiles, locales y nacionales, que tienen el deber fundamental de promover el bien común.[…]