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VISITA PASTORAL DEL PAPA FRANCISCO A LAS DIÓCESIS DE PIAZZA ARMERINA Y DE PALERMO CON OCASIÓN DEL 25 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL BEATO PINO PUGLISI ENCUENTRO CON LOS JÓVENES DISCURSO DEL SANTO PADRE

[…] a segunda pregunta. Veamos si he escrito algo… Realmente vuestra isla es un centro de encuentro de tantas culturas… Yo no conozco Sicilia, es la primera vez: he estado en Lampedusa y ahora, aquí. También vuestra lengua, vuestros dialectos tienen raíces de muchas lenguas, muchas, porque fue un cruce de caminos de culturas y todas dejaron un rastro cultural. Vosotros sois un pueblo [fruto del] encuentro de culturas y de personas. Me gustó sentir esto, escuchar decir de vosotros, de ti, que Sicilia, que está en el centro del Mediterráneo, es siempre una tierra de encuentro. No se trata solo de una hermosa tradición cultural, es un mensaje de fe. Vuestra vocación será seguramente ser hombres y mujeres de encuentro. Encontrar y hacer encontrar; favorecer los encuentros, porque el mundo de hoy es un mundo de desencuentros, de guerra… La gente no se entiende… Y la fe se funda en el encuentro, un encuentro con Dios. Dios no nos ha dejado solos, ha bajado Él a encontrarnos. Él viene a encontrarnos, Él nos precede, para encontrarnos. La fe se funda en el encuentro. Y [en el] encuentro entre nosotros, ¿cuánto cuenta la dignidad de los demás? Dios quiere que nos salvemos juntos, no solos, que seamos felices juntos, no de forma egoísta solos. Que nos salvemos como pueblo. Esta palabra, «pueblo»: Vosotros sois un pueblo con una identidad grande y debéis estar abiertos a todos los pueblos que, como en otros tiempos, vienen a vosotros. Un cristiano que no es solidario no es cristiano. Con ese trabajo de integración, de acogida, de respetar la dignidad de los demás, de la solidaridad… Para nosotros no son buenos propósitos para gente educada, sino rasgos distintivos de un cristiano. Un cristiano que no es solidario no es cristiano. La solidaridad es la marca del cristiano. Lo que hoy falta, de lo que hay carestía es el amor: no el amor sentimental, que podemos ver en las telenovelas, sino aquel concreto, el amor del Evangelio. Yo les diré a ti y a todos: ¿Cómo va tu amor? ¿Cómo está el termómetro de tu amor? […]

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VISITA PASTORAL DEL PAPA FRANCISCO A LAS DIÓCESIS DE PIAZZA ARMERINA Y DE PALERMO CON OCASIÓN DEL 25 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL BEATO PINO PUGLISI ENCUENTRO CON LOS FIELES DISCURSO DEL SANTO PADRE

[…] Su obispo acaba de recordar la elección que la Iglesia de Piazza Armerina está haciendo con alegre esperanza, en medio de los diversos problemas que limitan la serenidad de este territorio. No hay pocas llagas que te afligen. Tienen un nombre: subdesarrollo social y cultural; la explotación de los trabajadores y la falta de empleo digno para los jóvenes; migración de familias enteras; desgaste; alcoholismo y otras adicciones; apostar deshilachamiento de los lazos familiares. Y ante tanto sufrimiento, la comunidad eclesial a veces puede parecer perdida y cansada; a veces, gracias a Dios, es animado y profético, mientras busca nuevas formas de anunciar y ofrecer misericordia sobre todo a aquellos hermanos que han caído en la desafección, la desconfianza y la crisis de la fe. Porque es verdad: no es fácil mantener la fe entre tantos problemas. No es fácil, lo entiendo. […]

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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN UNA REUNIÓN SOBRE LA CRISIS HUMANITARIA DE SIRIA E IRAK, ORGANIZADA POR EL DICASTERIO PARA EL SERVICIO DEL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Os saludo y os doy las gracias a todos vosotros, participantes en este sexto encuentro de coordinación sobre la respuesta de la Iglesia a la crisis en Irak, en Siria y en los países limítrofes, un encuentro en el que este año también está involucrada la Sección migrantes y refugiados. Agradezco especialmente al cardenal Peter Turkson y al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral por haber organizado este encuentro, en colaboración con la Secretaría de Estado y la Congregación para las Iglesias Orientales. También doy las gracias al señor Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, por su presencia y por el trabajo que realiza en favor de los refugiados. Muchas gracias. Desde hace demasiados años, los conflictos ensangrientan a esa región y la situación de la población en Siria y en Irak y en los países limítrofes sigue causando gran preocupación. Todos los días, cuando rezo, pongo ante el Señor los sufrimientos y las necesidades de las Iglesias y de los pueblos de esas queridas tierras, así como también los de aquellos que hacen todo lo posible para ayudarlos. Y esto es verdad: cada día. Con vuestra tercera encuesta sobre la ayuda humanitaria de las entidades eclesiales, aportáis una contribución importante para comprender mejor las necesidades y coordinar mejor la ayuda a favor de estas poblaciones. Como he señalado repetidamente, se corre el riesgo de que la presencia cristiana desaparezca precisamente en la tierra desde la cual se propagó la luz del Evangelio a todo el mundo. En colaboración con las Iglesias hermanas, la Santa Iglesia trabaja arduamente para garantizar un futuro a estas comunidades cristianas. La Iglesia entera mira a nuestros hermanos y hermanas en la fe y los anima con la cercanía en la oración y la caridad concreta para que no cedan a las tinieblas de la violencia y mantengan encendida la lámpara de la esperanza. El testimonio de amor con el que la Iglesia escucha y responde al grito de auxilio de todos, empezando por los más débiles y los pobres, es una señal luminosa para el presente y una semilla de esperanza que brotará en el futuro. Esta obra exquisitamente cristiana me recuerda algunos pasajes de la llamada «Oración simple» atribuida a San Francisco de Asís: «Donde haya odio, lleve yo amor […]. Donde haya desesperación, lleve yo esperanza. Donde haya tristeza, lleve yo alegría». Entre las muchas iniciativas loables que habéis organizado, me gustaría citar este año la gran tarea para apoyar el retorno de las comunidades cristianas en la meseta de Nínive, Irak y las curas sanitarias aseguradas a muchos pacientes pobres en Siria, en particular a través del proyecto «Hospitales abiertos». Queridos hermanos, juntos, con la gracia de Dios, miremos hacia el futuro. Os animo a vosotros, que trabajáis en nombre de la Iglesia, a continuar ocupándoos de la educación de los niños, del trabajo de los jóvenes, de la cercanía a los ancianos, de la curación de las heridas psicológicas; sin olvidar las de los corazones, que la Iglesia está llamada a aliviar: «Donde haya ofensa, lleve yo perdón. Donde haya discordia, lleve yo unión». Por último, insto con fuerza a la comunidad internacional a que no olvide las numerosas necesidades de las víctimas de esta crisis, pero sobre todo a que supere la lógica de los intereses y se ponga al servicio de la paz poniendo fin a la guerra. No podemos cerrar los ojos frente a las causas que han obligado a millones de personas a abandonar, con dolor, su propia tierra. Al mismo tiempo, aliento a todos los actores involucrados y a la comunidad internacional a renovar sus esfuerzos para el retorno seguro de las personas desplazadas a sus hogares. Garantizarles protección y futuro es un deber de civismo. Sólo secando las lágrimas de los niños que no han visto nada más que escombros, muerte y destrucción, el mundo recuperará la dignidad (cf. Palabras al final del diálogo, Bari 7 de julio, 2018). En este sentido, reitero mi aprecio por los grandes esfuerzos en favor de los refugiados realizados por diversos países de la región y por diversas organizaciones, incluidas algunas representadas aquí. Hagamos nuestra de nuevo la Oración: «Señor, haz de mí un instrumento de tu paz […]. Donde haya tinieblas, lleve yo luz». Ser instrumentos de paz y luz: es mi deseo para cada uno de vosotros. Desde lo más profundo de mi corazón: gracias por todo lo que hacéis cada día, junto con tantos hombres y mujeres de buena voluntad. ¡Gracias, gracias! ¡Qué el Señor os bendiga y la Virgen os acompañe.

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR EL CUIDADO DE LA CREACIÓN

[…] Recemos para que las aguas no sean signo de separación entre los pueblos, sino signo de encuentro para la comunidad humana. Recemos para que se salvaguarde a quien arriesga la vida sobre las olas buscando un futuro mejor. Pidamos al Señor, y a quienes realizan el eminente servicio de la política, que las cuestiones más delicadas de nuestra época ―como son las vinculadas a las migraciones, a los cambios climáticos, al derecho de todos a disfrutar de los bienes primarios― sean afrontadas con responsabilidad, previsión, mirando al mañana, con generosidad y espíritu de colaboración, sobre todo entre los países que tienen mayores posibilidades. Recemos por cuantos se dedican al apostolado del mar, por quienes ayudan en la reflexión sobre los problemas en los que se encuentran los ecosistemas marítimos, por quienes contribuyen a la elaboración y aplicación de normativas internacionales sobre los mares para que tutelen a las personas, los países, los bienes, los recursos naturales —pienso por ejemplo en la fauna y la flora pesquera, así como en las barreras coralinas (cf. ibíd., 41) o en los fondos marinos— y garanticen un desarrollo integral en la perspectiva del bien común de toda la familia humana y no de intereses particulares. Recordemos también a cuantos se ocupan de la protección de las zonas marinas, de la tutela de los océanos y de su biodiversidad, para que realicen esta tarea con responsabilidad y honestidad. […]

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VIAJE APOSTÓLICO DEL PAPA FRANCISCO A IRLANDA PARA EL IX ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS (25-26 DE AGOSTO DE 2018) ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, LA SOCIEDAD CIVIL Y EL CUERPO DIPLOMÁTICO DISCURSO DEL SANTO PADRE

[…] El Evangelio nos recuerda que la verdadera paz es en definitiva un don de Dios; brota de los corazones sanados y reconciliados y se extiende hasta abrazar al mundo entero. Pero también requiere de nuestra parte una conversión constante, fuente de esos recursos espirituales necesarios para construir una sociedad realmente solidaria, justa y al servicio del bien común. Sin este fundamento espiritual, el ideal de una familia global de naciones corre el riesgo de convertirse solo en un lugar común vacío. ¿Podemos decir que el objetivo de crear prosperidad económica o financieras conduce por sí mismo a un orden social más justo y ecuánime? ¿No podría ser en cambio que el crecimiento de una “cultura del descarte” materialista, nos ha hecho cada vez más indiferentes ante los pobres y los miembros más indefensos de la familia humana, incluso de los no nacidos, privados del derecho a la vida? Quizás el desafío que más golpea nuestras conciencias en estos tiempos es la enorme crisis migratoria, que no parece disminuir y cuya solución exige sabiduría, amplitud de miras y una preocupación humanitaria que vaya más allá de decisiones políticas a corto plazo. […]

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Después del Ángelus Queridos hermanos y hermanas: Mañana es la Jornada Mundial contra la trata de personas, promovida por las Naciones Unidas. Esta plaga reduce a la esclavitud a muchos hombres, mujeres y niños con la finalidad de la explotación laboral y sexual, del comercio de órganos, de la mendicidad y de la delincuencia forzada. Incluso aquí, en Roma. También las rutas migratorias son a menudo utilizadas por los traficantes y explotadores para reclutar nuevas víctimas de la trata. Es responsabilidad de todos denunciar las injusticias y contrastar con firmeza este vergonzoso crimen. […]

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN LA III CONFERENCIA INTERNACIONAL DE CATHOLIC THEOLOGICAL ETHICS IN THE WORLD CHURCH

[…] El tema de vuestro congreso se mueve en una perspectiva en la que muy a menudo yo mismo he hecho referencia: «puentes y no muros», repito en la viva esperanza de que desde todas partes se ponga atención a este necesidad que sentimos cada vez más, incluso si a veces contrastada por miedo y regresiones. Se trata, sin renunciar a la prudencia, de recoger toda señal y movilizar toda energía para eliminar en el mundo los muros de divisiones y construir puentes de fraternidad. Los tres puntos principales del congreso cruzan en profundidad este camino de construcción de puentes en una época crítica, como particularmente se revela la nuestra. Vosotros ponéis en el centro de la atención especial el desafío ecológico, porque contiene en sí aspectos que pueden causar graves desequilibrios, no solo en el eje de la relación entre el hombre y la naturaleza, sino también sobre los de las relaciones entre las generaciones y los pueblos. Tal desafío —como emerge en la encíclica Laudato si’— no es uno entre muchos, sino que es el horizonte de comprensión de la ética ecológica y al mismo tiempo de la ética social. Por esto la llamada que vosotros hacéis al tema de los migrantes y refugiados es muy seria y provoca una metanoia que se refiere a la reflexión ético-teológica, antes todavía de inspirar actitudes pastorales adecuadas y praxis políticas responsables y conscientes. […]

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PAPA FRANCISCO ÁNGELUS

Después del Ángelus Queridos hermanos y hermanas: Han llegado en estas últimas semanas dramáticas noticias de naufragios de barcas cargadas de migrantes en aguas del Mediterráneo. Expreso mi dolor ante estas tragedias y hago llegar a los desaparecidos y a sus familias mi recuerdo y mi oración. Dirijo un sincero llamamiento para que la comunidad internacional actúe con decisión y rapidez con el fin de evitar que tragedias similares puedan repetirse y para garantizar la seguridad y el respeto de los derechos y de la dignidad de todos. […]

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VISITA DEL SANTO PADRE FRANCISCO A BARI PALABRAS DEL SANTO PADRE AL TÉRMINO DE LA JORNADA

[…] La esperanza tiene el rostro de los niños. En Oriente Medio, durante años, un número aterrador de niños llora a causa de muertes violentas en sus familias y ve amenazada su tierra natal, a menudo con la única posibilidad de tener que huir. Esta es la muerte de la esperanza. Son demasiados los niños que han pasado la mayor parte de sus vidas viendo con sus ojos escombros en lugar de escuelas, oyendo el sordo estruendo de las bombas en lugar del bullicio festivo de los juegos. Que la humanidad – os ruego – escuche el grito de los niños, cuya boca proclama la gloria de Dios (cf. Sal 8,3). Solo secando sus lágrimas el mundo encontrará la dignidad. […]

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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS PARTICIPANTES EN LA ASAMBLEA PLENARIA DE LA ACADEMIA PONTIFICIA PARA LA VIDA

[…] Es necesario por tanto proceder en un cuidadoso discernimiento de las complejas diferencias fundamentales de la vida humana: del hombre y de la mujer, de la paternidad y de la maternidad, de la filiación y de la fraternidad, de la socialidad y también de todas las diferentes edades de la vida. Como también de todas las condiciones difíciles y de todos los pasajes delicados o peligrosos que exigen especial sabiduría ética y valiente resistencia moral: la sexualidad y la generación, la enfermedad y la vejez, la insuficiencia y la discapacidad, la privación y la exclusión, la violencia y la guerra. «La defensa del inocente que no ha nacido, por ejemplo, debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo. Pero igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención, las nuevas formas de esclavitud, y en toda forma de descarte» (Exort. ap. Gaudete et exsultate, 101). […]