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PAPA FRANCISCO: ÁNGELUS

Después del Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas!

Uno mi voz a la de los obispos de Nigeria para condenar el vil secuestro de 317 alumnas, arrancadas de su escuela, en Jangebe, en el noroeste del país. Rezo por estas muchachas, para que pronto puedan volver a casa. Estoy cerca de sus familias y de ellas. Recemos a Nuestra Señora para que las proteja. Dios te salve María… […]

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PAPA FRANCISCO: ÁNGELUS

Despúes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

Siempre miro con gratitud el compromiso de aquellos que colaboran en favor de los migrantes. A todos agradezco lo que hacen por los migrantes. Hoy, en particular, me uno a los obispos de Colombia al expresar reconocimiento por la decisión de las autoridades colombianas de implementar el Estatuto de Protección Temporal para los migrantes venezolanos presentes en el país, favoreciendo la acogida, la protección y la integración. Y esto no lo hace un país riquísimo, super desarrollado, no. Lo hace un país con tantos problemas de desarrollo, de pobreza, de paz… casi 70 años de guerrilla. Pero, con estos problemas, ha tenido la valentía de mirar a estos migrantes y de hacer este Estatuto. ¡Gracias a Colombia, gracias!

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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A UNA DELEGACIÓN DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS EUROPEOS DE ESTOCOLMO

Queridos amigos:

Os dirijo un cordial saludo a vosotros, que dirigís el Instituto Europeo de Estudios Internacionales, y os expreso mi agradecimiento por la presentación del volumen La cultura del encuentro: relaciones internacionales, diálogo interreligioso y paz, fruto de la reunión en Estocolmo de octubre de 2019. Saludo al cardenal Anders Arborelius y le agradezco el apoyo que la Iglesia en Suecia ha dado a esta iniciativa, en favor de la promoción del diálogo entre las religiones y al servicio de la unidad de la familia humana.

La persistente crisis sanitaria mundial ha puesto tristemente de manifiesto la urgente necesidad de promover una cultura del encuentro para la entera humanidad, a fin de que crezca entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo el deseo de encontrarse con los demás, de buscar puntos de contacto, de tender puentes, de desarrollar proyectos que incluyan a todos (cf. Encíclica Fratelli tutti, 216). En este contexto, acojo con especial satisfacción la búsqueda de respuestas a las oportunidades y desafíos que esta perspectiva plantea a las religiones del mundo.

Como académicos y diplomáticos de diversos países, vosotros y vuestros colegas desempeñáis un papel importante en la promoción de esta cultura. Por su naturaleza, vuestra contribución debe basarse tanto en un análisis orgánico como en una orientación hacia aplicaciones y resultados prácticos y relacionales, con especial atención a los derechos de los más pobres y marginados. En otras palabras, las mentes y los corazones deben estar en armonía en la búsqueda del bien común universal y —según la mejor tradición de la Escuela de Salamanca— en la búsqueda del desarrollo integral de cada persona, sin excepciones ni injustas discriminaciones.

En la actualidad, este enfoque integrado para defender y promover los derechos de todos es responsabilidad de los líderes políticos y religiosos, ya que es precisamente una cultura del encuentro la que puede sentar las bases de un mundo más unido y reconciliado. Además, solo esta cultura puede conducir a una justicia sostenible y a la paz para todos, así como a un auténtico cuidado de nuestra casa común.

Mientras la humanidad sigue enfrentándose a las incertidumbres y desafíos del presente, os animo a seguir comprometidos con la búsqueda de vías nuevas y creativas que lleven al crecimiento de esta cultura del encuentro, en beneficio también de la concordia y el bienestar de las generaciones futuras. Os doy las gracias por vuestra visita, y os pido por favor que me recordéis en vuestras oraciones. Gracias.

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DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS MIEMBROS DEL CUERPO DIPLOMÁTICO ACREDITADO ANTE LA SANTA SEDE

[…] El cierre de las fronteras a causa de la pandemia, junto con la crisis económica, también ha acentuado diversas emergencias humanitarias, tanto en las zonas de conflicto como en las regiones afectadas por el cambio climático y la sequía, al igual que en los campos para refugiados y migrantes. Pienso particularmente en Sudán, donde se han refugiado miles de personas que huyen de la región de Tigray, como también en otros países del África subsahariana, o en la región de Cabo Delgado en Mozambique, donde tantos han sido obligados a abandonar el propio territorio y se encuentran ahora en condiciones sumamente precarias. Mi pensamiento se dirige también a Yemen y a la amada Siria, donde, además de otras graves emergencias, la inseguridad alimentaria aflige a gran parte de la población y los niños están extenuados a causa de la malnutrición.

En diversos casos las crisis humanitarias se han agravado por las sanciones económicas, que terminan en su mayor parte por repercutir principalmente en los sectores más débiles de la población, más que en los responsables políticos. Por lo tanto, aun comprendiendo la lógica de las sanciones, la Santa Sede no ve su eficacia y espera su relajación, también para favorecer el flujo de ayudas humanitarias, sobre todo de medicamentos e instrumentos sanitarios, sumamente necesarios en este tiempo de pandemia.

Que la coyuntura que estamos atravesando sea igualmente un estímulo para condonar, o por lo menos reducir, la deuda que recae sobre los países más pobres y que de hecho impide la recuperación y el pleno desarrollo.

El año pasado ha visto también un mayor aumento de los migrantes que, a causa del cierre de fronteras, tuvieron que acudir a itinerarios cada vez más peligrosos. Asimismo, el flujo masivo encontró un incremento del número de las expulsiones ilegales, a menudo llevadas a cabo para impedir que los migrantes pidan asilo, violando el principio de no expulsión (non-refoulement). Muchos son interceptados y repatriados en campos de acogida y de detención, donde sufren torturas y violaciones de los derechos humanos, cuando no encuentran la muerte atravesando mares y otras fronteras naturales.

Los corredores humanitarios, implementados en el curso de los últimos años, contribuyen ciertamente a afrontar algunas de las problemáticas mencionadas, salvando numerosas vidas. Sin embargo, la magnitud de la crisis hace cada vez más urgente erradicar las causas que obligan a emigrar, como también exige un esfuerzo común para apoyar a los países de primera acogida, que se hacen cargo de la obligación moral de salvar vidas humanas. A este respecto, se espera con interés la negociación del Nuevo Pacto de la Unión Europea sobre la migración y el asilo, aun observando que políticas y mecanismos concretos no funcionarán si no están sostenidos por la voluntad política necesaria y el compromiso de todas las partes implicadas, incluidas la sociedad civil y los mismos migrantes.

La Santa Sede valora todos los esfuerzos realizados en favor de los migrantes y apoya el compromiso de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que este año celebra el 70.º aniversario de fundación, en el pleno respeto de los valores expresados en su Constitución y de la cultura de los Estados miembros en los que la Organización trabaja. De igual modo, la Santa Sede, como miembro del Comité ejecutivo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), permanece fiel a los principios enunciados en la Convención de Ginebra de 1951 sobre el estatuto de los refugiados y al Protocolo de 1967, que establecen la definición legal de refugiado y sus derechos, así como la obligación legal de los Estados a protegerlos. […]

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VIDEOMENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA VII JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN Y REFLEXIÓN CONTRA LA TRATA DE PERSONAS

Queridas hermanas y queridos hermanos:

Me dirijo a todos vosotros que trabajáis contra la trata de personas y que hoy estáis espiritualmente unidos en este Día Mundial de Oración, que también tiene una intención específica: una “Economía sin trata”. Me alegra saber que este año varios momentos de oración son interreligiosos, uno de ellos también en Asia.

Hago extensivo mi mensaje a todas las personas de buena voluntad que rezan, se comprometen, estudian y reflexionan para combatir la trata de personas; y sobre todo a quien —como Santa Bakhita, a la que celebramos hoy—han vivido el drama de la trata en su propia vida.

Este día es importante porque nos ayuda a todos a recordar este drama, y nos impulsa a no dejar de rezar y luchar juntos. Ojalá la reflexión y la toma de conciencia vayan siempre acompañadas de gestos concretos, que abran también vías de emancipación social. El objetivo, de hecho, es que cada persona esclavizada vuelva a ser protagonista libre de su propia vida y parte activa en la construcción del bien común.

Este es un Día de Oración. Sí, hace falta rezar para sostener a las víctimas de la trata y a las personas que acompañan los procesos de integración y reinserción social. Hace falta rezar para que aprendamos a acercarnos con humanidad y valentía a quien está marcado por tanto dolor y desesperación, manteniendo viva la esperanza. Rezar para ser centinelas capaces de discernir y tomar decisiones orientadas al bien. La oración toca el corazón e impulsa a acciones concretas, a acciones innovadoras y valientes que sepan correr riesgos, confiando en el poder de Dios (cf. Mc 11,22-24).

La memoria litúrgica de Santa Bakhita es un firme recordatorio de esta dimensión de la fe y la oración: ¡su testimonio resuena siempre vivo y relevante! Y es un llamamiento a situar a las víctimas de la trata, a sus familias y comunidades en el centro. Son ellas el centro de nuestra oración. Santa Bakhita nos recuerda que ellas son las protagonistas de este día, y que todos nosotros estamos a su servicio (cf. Lc17, 10).

Y ahora me gustaría compartir con vosotros algunas sugerencias para la reflexión y la acción sobre el tema que habéis elegido: “Economía sin trata”. Podéis encontrar otras sugerencias en el mensaje que dirigí a los participantes en el evento “Economy of Francesco” el pasado 21 de noviembre.

Una economía sin trata es:

1. Una economía de cuidado. El cuidado puede entenderse como cuidar de las personas y de la naturaleza, ofreciendo productos y servicios para el crecimiento del bien común. Una economía que cuide el trabajo, creando oportunidades de empleo que no exploten al trabajador mediante condiciones laborales degradantes y horarios extenuantes. La pandemia de Covid ha exacerbado y empeorado las condiciones de explotación laboral; la pérdida de puestos de trabajo ha penalizado a tantas víctimas de la trata en el proceso de rehabilitación y reinserción social. «En estos momentos donde todo parece diluirse y perder consistencia, nos hace bien apelar a la solidez que surge de sabernos responsables de la fragilidad de los demás buscando un destino común» (EncFratelli tutti115). Por lo tanto, una economía del cuidado significa una economía de la solidaridad: trabajamos por una solidez que se conjuga con la solidaridad. Estamos convencidos de que la solidaridad, bien administrada, da lugar a una construcción social más segura y firme (cf. ibíd.).

2. Una economía sin trata es una economía con reglas de mercado que promueven la justicia y no los intereses particulares exclusivos. La trata de personas encuentra un terreno fértil en el enfoque del capitalismo neoliberal, en la desregulación de los mercados que apunta a maximizar las ganancias sin límites éticos, sin límites sociales, sin límites ambientales (cf. ibíd., 210). Si se sigue esta lógica, existe solamente el cálculo de ventajas y desventajas. Las decisiones no se toman en función de criterios éticos, sino en función de los intereses dominantes, a menudo hábilmente revestidos de una apariencia humanitaria o ecológica. Las decisiones no se toman mirando a las personas: las personas son uno de los números, también para explotar.

3. Por todo ello, una economía sin trata es una economía valiente: hace falta valor. No en el sentido de temeridad, de operaciones arriesgadas en busca de ganancias fáciles. No, no en ese sentido; por supuesto que no es ese valor el que se necesita. Al contrario, es el valor de la construcción paciente, de la planificación que no mira siempre y sólo a la ventaja a muy corto plazo, sino a los frutos a medio y largo plazo y, sobre todo, a las personas. El valor de conjugar el beneficio legítimo con el fomento del empleo y las condiciones de trabajo dignas. En tiempos de fuerte crisis, como la actual, este valor es aún más necesario. En la crisis, la trata prolifera, lo sabemos todos: lo vemos todos los días. En la crisis, la trata prolifera; es necesario, pues, reforzar una economía que responda a la crisis de una manera que no sea miope, sino duradera y sólida.

Queridas hermanas y hermanos, llevemos todo esto a nuestra oración, especialmente hoy, por la intercesión de Santa Bakhita. Rezo por vosotros, y todos juntos rezamos por cada persona que es víctima de la trata en estos momentos. Y vosotros, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.

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PAPA FRANCISCO: ÁNGELUS

Después del Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas!

Deseo dirigir un llamamiento a favor de los menores migrantes no acompañados. ¡Son muchos! Lamentablemente, entre aquellos que por varios motivos están obligados a dejar la propia patria, hay siempre decenas de niños y chicos solos, sin la familia y expuestos a muchos peligros. En estos días, me han informado de la dramática situación de los que se encuentran en la llamada “ruta balcánica”. Pero los hay en todas las “rutas”. Hagamos que a estas criaturas frágiles e indefensas no les falte el cuidado debido y los canales humanitarios preferenciales. […]

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PAPA FRANCISCO: ÁNGELUS

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy celebramos el Bautismo del Señor. Dejamos, hace pocos días, a Jesús niño visitado por los Magos; hoy lo encontramos como adulto en la orilla del Jordán. La Liturgia nos hace realizar un salto de unos treinta años, treinta años de los que sabemos una cosa: fueron años de vida escondida, que Jesús pasó en familia —algunos, primero, en Egipto, como migrante para huir de la persecución de Herodes, los otros en Nazaret, aprendiendo la profesión de José—, en familia obedeciendo a sus padres, estudiando y trabajando. Impresiona que el Señor haya pasado así la mayor parte del tiempo en la Tierra, viviendo la vida de todos los días, sin aparecer. Pensemos que, según los Evangelios, fueron tres años de predicaciones, de milagros y tantas cosas. Tres. Y los otros, todos los otros, de vida escondida en familia. Es un bonito mensaje para nosotros: nos revela la grandeza de lo cotidiano, la importancia a los ojos de Dios de cada gesto y momento de la vida, también el más sencillo, también el más escondido. […]

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PRIMERAS VÍSPERAS DE LA SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS Y TE DEUM DE ACCIÓN DE GRACIAS: HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

[…] Cuando el buen samaritano se encontró con aquel pobre hombre medio muerto en el borde del camino no le soltó un discurso para explicarle el significado de lo que le había pasado, quizás para convencerle de que, en el fondo, era bueno para él. El samaritano, movido por la compasión, se inclinó sobre el desconocido, tratándolo como a un hermano, y lo cuidó, haciendo todo lo que podía (cf. Lc 10,25-37).

Aquí, sí, tal vez podamos encontrar un “sentido” a este drama que es la pandemia, como a otros flagelos que azotan a la humanidad: el de despertar en nosotros la compasión y suscitar actitudes y gestos de cercanía, de cuidado, de solidaridad, de afecto.

Pensamos también con gratitud en los administradores públicos que saben cómo valorizar todos los buenos recursos presentes en la ciudad y en el territorio, que se desvinculan de los intereses privados y también de los de su partido. ¿Porqué? Porque buscan verdaderamente el bien de todos, el bien común, el bien, empezando por los más desfavorecido […]

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MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO, FIRMADO POR EL CARDENAL SECRETARIO DE ESTADO, A LOS PARTICIPANTES EN EL 43 ENCUENTRO EUROPEO ANIMADO POR LA COMUNIDAD DE TAIZÉ

[…] Al contrario, dejaos habitar por esta esperanza; os dará el valor de seguir a Cristo y de trabajar juntos con y para los más necesitados, especialmente los que tienen problemas para enfrentarse a las dificultades del tiempo actual. «La esperanza es audaz, sabe mirar más allá de la comodidad personal, de las pequeñas seguridades y compensaciones que estrechan el horizonte, para abrirse a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna. ¡Caminemos en esperanza!» (Fratelli tutti, n. 55). Seguid desarrollando a lo largo de este año una cultura de encuentro y fraternidad y caminad juntos hacia ese horizonte de esperanza revelado por la resurrección de Cristo. […]

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CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS LIBANESES CON OCASIÓN DE LA NAVIDAD

[…] Queridos hijos e hijas del Líbano,

Grande es mi dolor al ver el sufrimiento y la angustia que sofoca la ingeniosidad y la vivacidad innatas del País de los Cedros. Más aún, es doloroso el verse
arrebatar todas las más sentidas esperanzas de vivir en paz y de seguir siendo para la historia y para el mundo un mensaje de libertad y un testimonio de buena convivencia; y yo, que de todo corazón participo, tanto en todas vuestras alegrías, como en todas vuestras penas, siento en lo más profundo de mi alma la gravedad de vuestras pérdidas, sobre todo cuando pienso en los tantos jóvenes a quienes se les despoja de toda esperanza de un porvenir mejor. […]