22 mayo 2014 | Mensaje

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO CON MOTIVO DE LA 103ª REUNIÓN DE LA CONFERENCIA INTERNACIONAL DEL TRABAJO

GINEBRA

[…] Otro problema grave, correlativo con el precedente, que nuestro mundo debe afrontar, es el de la inmigración en masa: el notable número de hombres y mujeres obligados a buscar trabajo lejos de su patria ya es motivo de preocupación. No obstante su esperanza de un futuro mejor, encuentran frecuentemente incomprensión y exclusión, por no hablar de cuando experimentan tragedias y desastres. Habiendo afrontado tales sacrificios, estos hombres y mujeres a menudo no logran encontrar un trabajo digno y se convierten en víctimas de cierta «globalización de la indiferencia». Su situación los expone a ulteriores peligros, como el horror de la trata de seres humanos, el trabajo forzado y la reducción a la esclavitud. Es inaceptable que, en nuestro mundo, el trabajo realizado por esclavos se haya convertido en moneda corriente (cf. Mensaje para la Jornada mundial del emigrante y del refugiado, 5 de agosto de 2013). ¡Esto no puede continuar! La trata de seres humanos es una plaga, un crimen contra la humanidad. Ha llegado la hora de unir las fuerzas y trabajar juntos para liberar a las víctimas de tales tráficos y para erradicar este crimen que nos afecta a todos nosotros, desde cada una de las familias hasta toda la comunidad mundial (cf. Discurso a los nuevos embajadores acreditados ante la Santa Sede, 12 de diciembre de 2013).
Es también la hora de reforzar las formas existentes de cooperación y de establecer nuevos caminos para acrecentar la solidaridad. Esto requiere: un renovado compromiso en favor de la dignidad de toda persona; una realización más determinada de los estándares internacionales del trabajo; la planificación de un desarrollo focalizado en la persona humana como protagonista central y principal beneficiaria; una nueva valoración de las responsabilidades de las sociedades multinacionales en los países donde actúan, incluyendo los sectores de la gestión del provecho y de la inversión; y un esfuerzo coordinado para alentar a los Gobiernos a facilitar el desplazamiento de los migrantes en beneficio de todos, eliminando de este modo la trata de seres humanos y las peligrosas condiciones de viaje. Una cooperación eficaz en estos campos se verá favorecida notablemente por la definición de objetivos futuros de desarrollo sostenible. Como manifesté recientemente al secretario general y a los jefes ejecutivos de las Naciones Unidas: «Los futuros Objetivos de desarrollo sostenible, por tanto, deben ser formulados y ejecutados con magnanimidad y valentía, de modo que efectivamente lleguen a incidir sobre las causas estructurales de la pobreza y del hambre, consigan mejoras sustanciales en materia de preservación del ambiente, garanticen un trabajo decente y útil para todos y den una protección adecuada a la familia, elemento esencial de cualquier desarrollo económico y social sostenibles». […]