Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
[…] El hambre hoy en día ha adquirido las dimensiones de un verdadero «escándalo» que amenaza la vida y la dignidad de tantas personas – hombres, mujeres, niños y ancianos -. Todos los días nos enfrentamos a esta injusticia, me atrevo más, con este pecado en un mundo rico en recursos alimenticios, gracias a los enormes avances tecnológicos, muchas personas no tienen la necesidad de sobrevivir; y esto no solo en los países pobres, sino cada vez más también en las sociedades ricas y desarrolladas. La situación se ve agravada por el aumento de los flujos migratorios, líder en Europa, miles de refugiados huyeron de sus países y la necesidad de todo. Ante un problema tan grande, las palabras de Jesús resuenan: «Tenía hambre y me diste de comer» (Mt 25, 35). Nos vemos en el Evangelio que el Señor, cuando se da cuenta de que las multitudes vinieron a oírlo hambre, no ignore el problema, ni hace un buen discurso sobre la pobreza, pero hace un gesto que deja a todos sorprendidos: tomar lo poco que los discípulos trajeron con ellos, lo bendice y multiplica los panes y los peces, por lo que con el tiempo «recogieron doce canastas llenas de pedazos» (Mt 14.20 a 21). […]