17 enero 2022 | Discurso del Santo Padre, Discursos

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A UNA DELEGACIÓN DE LA CUSTODIA DE TIERRA SANTA CON MOTIVO DEL CENTENARIO DE LA REVISTA «TIERRA SANTA»

Sala Clementina

[…] Hacer conocer Tierra Santa quiere decir transmitir el “Quinto Evangelio”, es
decir el ambiente histórico y geográfico en el que la Palabra de Dios se ha revelado
y después hecha carne en Jesús de Nazaret, por nosotros y por nuestra salvación.
Quiere decir también hacer conocer la gente que la habita hoy, la vida de los
cristianos de las varias Iglesias y denominaciones, pero también la de los judíos y
musulmanes, para tratar de construir, en un contexto complejo y difícil como el
medioriental, una sociedad fraterna.
La comunicación, en tiempo de redes sociales, debe ayudar a construir comunidad,
mejor todavía, fraternidad (cf. Mensaje para la Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales 2019). Os animo a contar la fraternidad posible: esa entre
los cristianos de Iglesias y confesiones lamentablemente todavía separadas, pero
que en Tierra Santa a menudo están ya cerca a la unidad, como yo mismo he
tenido ocasión de constatar. Contar la fraternidad posible entre todos los hijos de
Abrahán, judíos, cristianos, musulmanes. Contar la fraternidad eclesial que se abre
a los migrantes, a los desplazados y a los refugiados, para devolverles la dignidad
de la que han sido privados cuando han tenido que dejar su patria buscando un
futuro para sí mismos y para sus hijos. Contar esa realidad.
Os doy las gracias porque, para contar Tierra Santa, os esforzáis por encontrar
personas donde están y como son (cf. Mensaje para la J.M.C.S. 2021). De hecho,
para realizar vuestros servicios, vuestras consultas y publicaciones no os limitáis a
los territorios más tranquilos, sino que visitáis también las realidades más difíciles y
sufrientes, como Siria, Líbano, Palestina y Gaza. Sé que tratáis de presentar las
historias de bien, las de resistencia activa al mal de la guerra, las de reconciliación,
las de restitución de la dignidad a los niños a los que se les ha robado la infancia,
las de refugiados con sus tragedias, pero también con sus sueños y sus esperanzas.
Gracias porque, para hacer así vuestro trabajo, habéis desgastado las suelas de los
zapatos, y sé que las desgastaréis también en el futuro, para poder contar todo
esto.
De hecho, en el comunicar una determinada realidad, nada puede sustituir
completamente la experiencia personal, el vivir ahí. Y vosotros vivís y trabajáis
precisamente en el lugar en el que la Palabra de Dios, su mensaje de salvación se
ha hecho carne y se ha vuelto “encontrable” en Jesucristo, no solo en sus palabras,
sino en sus ojos, en su voz, en sus gestos (cf. Mensaje para la J.M.C.S. 2021). La
atracción de Jesús «dependía de la verdad de su predicación, pero la eficacia de lo
que decía era inseparable de su mirada, de sus actitudes y también de sus
silencios. Los discípulos no escuchaban sólo sus palabras, lo miraban hablar. De
hecho, en Él —el Logos encarnado— la Palabra se hizo Rostro, el Dios invisible se
dejó ver, oír y tocar […] (cf. 1 Jn 1,1-3). La palabra es eficaz solamente si se “ve”,
sólo si te involucra en una experiencia, en un diálogo» (ibid .).
Queridos comunicadores de la Custodia de Tierra Santa, vosotros estáis llamados a
dar a conocer lo que el Sínodo sobre la Palabra de Dios (2008) y después el Papa
Benedicto XVI llamaron “el Quinto Evangelio”, es decir, esa Tierra en la que la
historia y la geografía de la salvación se encuentran y permiten hacer una lectura
nueva del texto bíblico, en particular de los textos evangélicos. Ahí «podemos ver,
más aún, palpar la realidad de la historia que Dios ha realizado con los hombres.
Comenzando por los lugares de la vida de Abraham hasta los lugares de la vida de
Jesús, desde la Encarnación hasta el sepulcro vacío, signo de su resurrección. Sí,
Dios ha entrado en esta tierra, ha actuado con nosotros en este mundo» (Benedicto
XVI, Regina Caeli, 17 de mayo de 2009). Y el misterio pascual ilumina y da sentido
también a la historia de hoy, al camino de las poblaciones que viven en esa Tierra
hoy, camino marcado lamentablemente por heridas y conflictos todavía hoy, pero
que la gracia de Dios siempre abre a la esperanza, esperanza de fraternidad y de
paz (cf. ibid.). También en este sentido, contando la Tierra Santa, vosotros contáis
el “Quinto Evangelio”, el que Dios sigue escribiendo en la historia.
A través de los medios de comunicación social vosotros podéis enriquecer la fe de
muchos, también de los que no tienen la posibilidad de hacer una peregrinación a
los lugares santos. Lo hacéis mediante vuestro compromiso profesional, realizado
cada día con competencia al servicio del Evangelio. Esto es precioso para los
creyentes del mundo entero y, al mismo tiempo, apoya a los cristianos que viven en
la Tierra de Jesús. Y quiero aprovechar esta ocasión para expresarles mi cercanía.
Les recuerdo siempre, también en la oración. Por favor, volviendo a casa, llevad mi
saludo y mi bendición a las familias y las comunidades cristianas de Tierra Santa.
Queridos hermanos y hermanas, que os acompañe siempre en vuestra actividad la
providencia del Señor y la protección de la Virgen Santa. Imparto de corazón la
Bendición a todos vosotros y a los colaboradores que no han podido venir. Y os pido
una oración también para mí desde Tierra Santa. ¡Gracias!