9 noviembre 2018 | Discursos, Saludo

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A SU SANTIDAD MAR GEWARGIS III, CATHOLICÓS-PATRIARCA DE LA IGLESIA ASIRIA DE ORIENTE

Viernes

[…] Compartimos, efectivamente, el gran sufrimiento que se deriva de la trágica situación de muchos de nuestros hermanos y hermanas en el Medio Oriente, víctimas de la violencia y, a menudo, obligados a abandonar las tierras donde siempre han vivido. Recorren el vía crucis siguiendo las huellas de Cristo y, aunque pertenecen a diferentes comunidades, establecen relaciones fraternas entre sí, convirtiéndose para nosotros en testigos de unidad. Por el final de tanto sufrimiento rezaremos juntos esta tarde, invocando del Señor el don de la paz para el Medio Oriente, especialmente para Irak y Siria. […] DECLARACIÓN COMÚN DEL PAPA FRANCISCO Y DEL CATHOLICÓS PATRIARCA MAR GEWARGIS III […] 3. En nuestro peregrinaje hacia la unidad visible, experimentamos un sufrimiento común, derivado de la dramática situación de nuestros hermanos y hermanas cristianos en Medio Oriente, especialmente en Irak y Siria. El significado de la presencia y misión cristiana en Medio Oriente se puso una vez más en evidencia durante la Jornada de Oración y Reflexión celebrada en Bari el 7 de julio de 2018, cuando los Jefes de Iglesias y comunidades cristianas de Medio Oriente se reunieron para orar y hablar unos con otros. La Buena Nueva de Jesús, crucificado y resucitado por amor, vino de Medio Oriente y conquistó los corazones humanos a través de los siglos, no debido al poder mundano sino al poder desarmado de la Cruz. Sin embargo, durante décadas, Medio Oriente ha sido un epicentro de violencia en el que poblaciones enteras soportan duras pruebas día tras día. Cientos de miles de hombres, mujeres y niños inocentes sufren inmensamente a causa de conflictos violentos que nada puede justificar. Las guerras y las persecuciones han aumentado el éxodo de los cristianos de las tierras donde han convivido con otras comunidades religiosas desde la época de los apóstoles. Sin distinción de rito o confesión, sufren por profesar el nombre de Cristo. En ellos vemos el Cuerpo de Cristo que, hoy también, está afligido, golpeado y vilipendiado. Estamos profundamente unidos en nuestra oración de intercesión y en nuestro acercamiento caritativo a estos miembros sufrientes del cuerpo de Cristo. […]