Señor cardenal,
queridos hermanos y hermanas:
[…] El aeropuerto es lugar de encuentro de muchas personas que viajan por trabajo, por turismo, por otras necesidades; por él transitan emigrantes y refugiados, niños y ancianos, personas que tienen necesidad de cuidados y atenciones especiales. Y además están las personas que trabajan allí cada día, con sus situaciones personales y profesionales. Está también el preocupante número de pasajeros sin documentos —a menudo refugiados y solicitantes de asilo—, que son detenidos en los locales aeroportuarios por breves o largos períodos, a veces sin adecuada asistencia humana y espiritual. […]