Queridos hermanos en el episcopado: La paz esté con vosotros.
[…] Pienso en retos dramáticos como la globalización, que acerca lo que está lejos y, por otra parte, separa lo que está cerca; pienso en el fenómeno de las migraciones, que hace época y trastorna nuestros días; pienso en el ambiente natural, jardín que Dios dio como hogar para el ser humano y de otras criaturas, y que está amenazado por la miope y a menudo depredadora explotación; pienso en la dignidad y el futuro del trabajo humano, del cual están privadas generaciones enteras, reducidas a estadísticas; pienso en la desertificación de las relaciones, en la difundida falta de responsabilidad, en el desinterés por el mañana, en la creciente y terrible cerrazón; pienso en la desorientación de tantos jóvenes y en la soledad de muchos ancianos. Estoy seguro de que cada uno de vosotros podría completar este catálogo de problemáticas. […]