[…] Repito también a vosotros: no nos resignemos a pensar en Oriente Medio sin los cristianos. Sin embargo, muchos de vuestros hermanos y hermanas emigraron, y una numerosa representación de las comunidades en la diáspora está aquí presente. La aliento a mantener firmes las raíces humanas y espirituales de la tradición melquita, custodiando en todas partes la identidad greco-melquita, porque toda la Iglesia necesita del patrimonio del Oriente cristiano, del cual también vosotros sois herederos. […]