4 diciembre 2014 | Discurso del Santo Padre, Discursos

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LA FEDERACIÓN DE ORGANISMOS CRISTIANOS DE SERVICIO INTERNACIONAL DE VOLUNTARIADO (FOCSIV)

Aula Pablo VI

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

[…] Muchos de los países en los que trabajáis conocen el escándalo de la guerra. Trabajando por el desarrollo de los pueblos, cooperáis también en construir la paz, buscando con perseverante tenacidad apaciguar los ánimos, acercar a las personas, construir puentes entre las culturas y las religiones. La fe os ayudará a hacerlo también en los países más difíciles, donde la espiral de la violencia parece no dejar espacio a la razón. Un signo de paz y de esperanza es vuestra actividad en los campos de refugiados, donde encontráis gente desesperada, rostros marcados por el abuso, niños que tienen hambre de alimento, de libertad y de futuro. ¡Cuánta gente en el mundo escapa de los horrores de la guerra! ¡Cuántas personas son perseguidas por motivo de su fe, obligadas a abandonar sus casas, sus lugares de culto, sus tierras, sus afectos! ¡Cuántas vidas rotas! ¡Cuánto sufrimiento y cuánta destrucción! Ante todo esto, el discípulo de Cristo no da un paso atrás, no gira la cara hacia otro lado, sino que busca hacerse cargo de esta humanidad que sufre, con projimidad y acogida evangélica.
Pienso en los inmigrantes y en los refugiados, quienes buscan dejar a sus espaldas duras condiciones de vida y peligros de todo tipo. Es necesaria la colaboración de todos, instituciones, ONG y comunidades eclesiales, para promover itinerarios de convivencia armónica entre personas y culturas diversas. Los movimientos migratorios piden adecuadas modalidades de acogida que no dejen a los inmigrantes en poder del mar y de bandas de traficantes sin escrúpulos. Al mismo tiempo, es necesaria una colaboración activa entre los Estados, para regular y gestionar eficazmente tales fenómenos. […]