12 noviembre 2015 | Discurso del Santo Padre, Discursos

DIRECCIÓN DEL SANTO PADRE FRANCIS AL ECC.MI PRESULTS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESLOVACA, EN LA VISITA «AD LIMINA APOSTOLORUM»

Queridos hermanos en el episcopado

Nos encontramos con alegría, pastores de la Iglesia en Eslovaquia, durante esta visita ad limina en el que vas a las tumbas de los Apóstoles, la renovación de la fe en Cristo Jesús y los vínculos de comunión con el Sucesor de Pedro, también profundizar en el sentido de la colegialidad y la mutua colaboración entre ustedes Me gustaría alentarte en tu trabajo pastoral, a pesar de las dificultades de hoy, caracterizadas por cambios rápidos en muchas áreas de la vida humana y el gran desafío de la globalización. En él, a veces hay amenazas para las naciones menos numerosas, pero al mismo tiempo también elementos que pueden ofrecer nuevas oportunidades. Una oportunidad, que se ha convertido en un signo de los tiempos, es el fenómeno de la migración, que requiere ser entendido y abordado con sensibilidad y sentido de justicia. La Iglesia está llamada a proclamar y atestiguar la acogida del migrante en un espíritu de caridad y respeto por la dignidad de la persona humana, en el contexto de una necesaria observancia de la legalidad. […]

[…] Ante la perspectiva de un entorno multicultural cada vez más extendido, es necesario asumir actitudes de respeto mutuo para favorecer la reunión. Es deseable que los eslovacos mantengan su identidad cultural y el patrimonio de valores éticos y espirituales, fuertemente vinculados a su tradición católica. De esta forma podrá abrirse sin miedo a la confrontación en el horizonte continental y mundial más amplio, contribuyendo a un diálogo sincero y fructífero, también en temas vitales como la dignidad de la vida humana y la función esencial de la familia. Hoy más que nunca es necesario iluminar el camino de las personas con los principios cristianos, aprovechando las oportunidades que ofrece la situación actual para desarrollar una evangelización que, con un lenguaje nuevo, haga que el mensaje de Cristo sea más comprensible. Por lo tanto, es importante que la Iglesia infunda esperanza, de modo que todos los cambios del momento presente puedan transformarse en un encuentro renovado con Cristo, lo que impulsará a su pueblo a un auténtico progreso. Los fieles laicos, llamados a animar realidades temporales con fermentos evangélicos, no pueden evitar trabajar también dentro de procesos políticos dirigidos al bien común. Para ser testigos alegres del Evangelio en cada ambiente, necesitan sentir una parte viva de la Iglesia. Es su tarea reconocer su propio papel en la vida de las comunidades eclesiales, incluida la elaboración e implementación de proyectos pastorales. […]